Semonkong, o lugar del humo, es un pueblo situado en el suroeste del país, en la región de Maseru. El nombre de “lugar del humo” viene debido a las cascadas Maletsunyane, que hay cerca de él y que son las cascadas de un solo salto más altas del sur de África de 192 metros y que crean una niebla lluviosa a su alrededor, y de ahí el nombre. Estas cascadas caen desde una cornisa basáltica de un desfiladero estrecho que bordea el río Maletsunyane. Según la leyenda, se dice que el ruido que produce el agua de las cataratas es el grito de lamentación de las almas de quienes se han ahogado.

Este año de viaje por África, hemos visto muchas cascadas y éstas son de las más bonitas que hemos visto junto con las cascadas Calandula en Angola, las de Wli en Ghana y las Sipi Falls en Uganda. Si tienes la oportunidad de ver alguna de ellas, ¡no os las perdáis!

Yendo en este pequeño pueblo remoto en medio de montañas, entre ellas el Thaba Putsoa de 3096 metros, te das cuenta de que estás en un sitio especial. El pueblo fue creado alrededor de 1880 por refugiados sotho que habían sido desplazados por el ejército de ingleses de Cape Colony durante la Guerra del Arma o también conocida como la guerra Basuto durante los años 1880-1881. Actualmente, es un lugar tranquilo con mucha vida de pueblo rural donde la gente basotho te sonríe y te saluda sólo pasar.

¿Cómo llegar?

Viniendo de Maseru, tendrás que tomar la carretera A2 una horita y posteriormente girar a la izquierda, dirección a la A5. Deberás seguir esta carretera durante dos horas, pasando por la población de Roma y Ramabanta. Una vez en Semonkong, deberás cruzar un puente que atraviesa un río y girar a la derecha en el primer desvío. Allí ya verás que estás en medio del pueblo: la parada de autobuses, taxis y furgonetas se encuentra aquí. Después, tendrás que seguir siguiendo las indicaciones que ponen Semonkong Lodge si quieres llegar a este alojamiento (no te preocupes, está muy bien indicado). A partir de ahí, la carretera ya deja de ser asfaltada, para convertirse en una carretera de tierra con varios agujeros.

Desde Thaba Tseka, deberás seguir la carretera A3 durante unos 150 km hasta el desvío a la izquierda con la carretera A5. Allí, será necesario seguir esta nueva ruta unos 90 km hasta llegar a destino. Ambas carreteras se encuentran en buenas condiciones y asfaltadas.

Desde Malealea al valle de Makhomalong, puedes llegar a Semonkong. Hay dos rutas alternativas desde Malealea que sólo son aptas con vehículos todoterrenos, una pasa por Roma y otra pasa por Makhakhe.

¿Cuándo ir?

La temporada cálida o verano en Lesoto va de octubre a marzo. El mes más caluroso es enero. Se pueden llegar a temperaturas entre 10-18ºC. El invierno o temporada fría de la zona va de marzo a octubre, siendo el mes de julio el más frío del año. Las temperaturas normalmente oscilan entre -3ºC a 10ºC (piensa pero que cuanto más altura, más frío hará también).

Sin embargo, el problema es que las épocas de lluvia coinciden con la temperatura cálida, así que encontraremos más lluvia cuando hace mejor temperatura. El mes que llueve más pues, es también enero y los meses que llueve menos es junio-julio.

Para nosotros, los meses más aconsejables serían abril y mayo puesto que es relativamente seco y no hace demasiado frío o bien, de septiembre a octubre, ya que todavía no habrán empezado las lluvias de verano.

Sin embargo, ya sabéis que el tiempo es relativo y cambiante actualmente. Nosotros visitamos Lesoto en abril, teóricamente uno de los mejores meses para hacerlo y sin embargo, la semana anterior a subir, había estado toda la semana lloviendo intensamente.

¿Qué hacer en Semonkong?

– Quedarse alucinado del salto de agua más alto del sur de África, las Maletsunyane Waterfalls

¡Esta cascada de 192 metros de caída es brutal! Antes de llegar, nos preguntábamos si merecía la pena llegar hasta aquí, y realmente cuando estábamos delante lo entendimos todo. Los días antes y la noche antes había llovido por la noche, y la cascada ganaba majestuosidad con la cantidad de agua que caía.

En las cascadas se puede llegar haciendo una bonita caminata de 5km o bien con tu propio vehículo. Si llegas en vehículo, encontrarás una pequeña casita con una valla que cierra la entrada al parque. Aquí será necesario que pagues 100 malutis (unos 6 euros) como entrada a las cascadas. Posteriormente, deberás seguir la carretera hasta el centro de visitantes que están construyendo.

En función de qué coche conduzcas, te recomendamos que dejes el coche al mismo nivel del centro de visitantes. Si vas con un todoterreno, puedes bajar el camino de tierra que baja hasta las terrazas de césped de abajo donde se ve la cascada Maletsunyane delante. Encontrarás 3 terrazas a diferentes niveles, a medida que las vas bajando, encontrarás que el terreno está más embarrado debido al agua de la cascada (y más si ha llovido recientemente). Antes de ponerte allí, mira cómo está, ¡no sea que os quedéis atascados como mucha gente!

En época seca, podrás llegar hasta el pie de la cascada a pie bajando por un camino con fuerte pendiente (y algo peligroso si es mojado) hasta abajo de todo del desfiladero. Nosotros al haber llovido decidimos no descender.

– Hacer una parada en la población de Roma

Tanto si vienes de Maseru como de Thaba Tseka, lo más seguro es que pases por Roma. Roma es una pequeña población curiosa: podríamos decir que es la sede espiritual católica del país. Allí se encuentra la universidad de Lesoto y también una misión católica con la Virgen María en una gruta azul. Verás que en esta población todo gira alrededor de la religión: ¡fíjate con los carteles de todas las tiendas y reirás un rato! ¡Hay algunos que son muy originales!

– Disfrutar de un trekking con ponys basothos

La zona de Semonkong, al ser una zona montañosa como la de Mokhotlong donde nosotros hicimos esta actividad (puedes saber más aquí), podrás hacer un bonito trekking con ponis basotho. Nosotros como ya lo habíamos hecho en el noreste del país, no lo volvimos a repetir, pero pensamos que es una buena opción si no puedes atravesar el país.

Es típico aquí, que la gente local se desplace con este hermoso animal adaptado a este medio con fuertes pendientes y frío. Un fotógrafo británico llamado Thom Pierce, captó muy bien su esencia en un reportaje llamado “The horsemen of Semonkong”. Si quieres ver su trabajo puedes clicar aquí.

El lodge Semonkong tiene acceso a 50 ponis basotho de la comunidad que te permite ir hasta las cascadas Maletsunyane o hasta la montaña más alta de la zona: el Monte Qoang. Los precios de la actividad van en función de las personas que seas y si quieres realizar una excursión de un día o quieres pernoctar. Por ejemplo, la excursión de día con pony si sois 2 personas, es de 420 malutis por persona y los pony trekkings pernoctando (2 personas) son 800 malutis por persona añadiendo también 150 malutis por pagar el alojamiento a la población donde pernoctarás. Puedes consultar los precios aquí.

– Subir con burro al Donkey Pub Crawl

Esta actividad es una actividad muy curiosa organizada por el Semonkong Lodge. Hará falta que subas a un burro y subas hasta arriba del pueblo para visitar una casa tradicional donde hacen la cerveza local y ver algunos de los bares del pueblo. Aquí podrás conocer fácilmente la vida más “cálida” del pueblo intereccionando con sus gentes e incluso si te animas, podrás bailar y cantar. Esta actividad la aconsejan si eres varios, y tiene ganas de fiesta. El precio de la actividad son 250 malutis por persona, bebidas aparte.

-Hacer el rápel más largo del mundo al lado de la cascada Maletsunyane

Esta actividad no es apta para gente con vértigo o para gente que no les gusta las emociones fuertes. Este rápel considerado el más largo del mundo, certificado por un récord Guinness, es la mejor de las actividades de aventura posibles a realizar en Semonkong. Bajaréis colgados de una cuerda de 204 metros junto a las cascadas Maletsunyane, viendo segurísimo unas vistas fantásticas del desfiladero.

Nosotros esta actividad no la hicimos por el ajustado presupuesto que teníamos. El precio del rápel es de 1500 malutis por persona que incluyen el entrenamiento y el certificado conforme has descendido por el rápel más largo del mundo.

¿Dónde dormir en Semonkong?

– Semonkong Lodge: Situado junto al río Maletsunyane, este lodge ofrece habitaciones y cabañas enclavadas en el valle hechas de piedra y paja tradicionales. Dispone de un buen restaurante y bar (con precios turísticos) y de buen wifi. Se puede pagar con tarjeta. El alojamiento en sí es la única opción para visitar la zona, para nosotros lo encontramos bastante caro en relación a los otros precios en Lesoto que estábamos pagando. El precio del camping es de 180 malutis por persona. Si quieres consultar todos los precios del alojamiento puedes clicar aquí.

– Serumula Guest House: Ésta es una buena opción para aquellos que no quieran acampar (en Lesotho hace frío), y encontrar una opción más económica que las habitaciones del Semonkong Lodge. Los precios oscilan entre los 700 y 750 Rands con desayuno incluido. Para más información, puedes contactar con ellos en su web que encontrarás aquí.

Nuestra ruta

Después de más de una semana por el país, donde descubrimos los Highlands; nos adentrábamos cada vez más en la parte donde vive la mayor parte de la población de Lesoto: el Lowlands. Ya lo habíamos visto en Leribe, donde habíamos hecho noche después de visitar el Ts’helanyane NP (si quieres ver nuestra experiencia, clica aquí), y antes de llegar a la zona de la capital (Maseru) tocaba visitar uno de los puntos más emblemáticos del país: Semonkong y las cascadas Maletsunyane.

El día anterior habíamos visitado la presa de Katse, y hoy tocaba realizar un día de ruta para ir de Thaba Tseka a Semonkong. Después de despedirnos de la gente que nos había dejado dormir en el aparcamiento del Sisters of Charity, empezamos a conducir por una primera parte del trayecto muy bonita, atravesando diferentes puertos de montaña y cruzándonos con pastores de rebaños que galopaban con sus caballos y familias que iban a trabajar al campo. Lesoto era un país rural, y quizá por eso nos gustaba tanto…

Después de seguir por la A3 durante más de 140 kilómetros, llegamos al desvío del A5 donde nos teníamos que desviar dirección a Semonkong. Se notaba que nos aproximábamos a la capital por la cantidad de gente que empezábamos a encontrar en los arcenes de la carretera y las poblaciones cada vez más numerosas que íbamos atravesando con el coche. Después de dejar atrás la A3, la primera población que encontramos del A5 era Roma. Sí, por mucho que parezca extraño, en Lesoto encontramos una ciudad llamada Roma y que es donde se encuentra la universidad más importante del país. De hecho, el nombre proviene de los misioneros católicos que llegaron para evangelizar a los locales y decidieron nombrarla como la misma ciudad italiana. Allí pasamos junto a la universidad donde confluían muchos estudiantes que entraban para empezar las clases.

Después de Roma, la carretera se volvía cada vez más aislada, con poca gente y pocos coches. Faltaban unos 80 kilómetros para llegar a Semonkong. En la carretera circulaban pocos vehículos, ya que va hacia el sur del país, en una de las zonas más deshabitadas del país. Pasamos también por diferentes pasos de montaña (más pequeños de los que encontrábamos en el Highlands) en una carretera que estaba en muy buen estado, hasta que, pocos kilómetros antes de llegar a Semonkong ya veíamos la población donde haríamos noche.

Antes de llegar al pueblo y justo antes de cruzar un pequeño puente, vimos un desvío que marcaba las cascadas Maletsunyane. Éstas eran la atracción turística más importante y más visitada de la población: unas cascadas que etimológicamente significan «el lugar del humo» y que son las cascadas de un solo salto más altas del sur de África, con 192 metros de altitud y que crean una niebla lluviosa a su alrededor, de ahí el nombre. Nosotros decidimos llegar primero al pueblo, y más adelante visitar las cascadas.

Hoy se notaba que era un día de mercado. El alojamiento, el Semonkong Lodge, se encontraba al otro lado del pueblo, justo al lado del río, y para llegar allí teníamos que atravesar todo el mercado por un camino que era totalmente diferente al asfalto que habíamos realizado durante cientos de kilómetros ese día: había muchas piedras, el terreno era muy irregular y tenías que ir muy despacio. Finalmente llegamos al alojamiento que se encuentra junto al río situado en medio de una calle donde circulan los locales para ir a otro barrio a las afueras del pueblo.

En el alojamiento no había nadie. Era mayo y las temperaturas ya refrescaban. Nosotros pedimos una plaza de camping y nos pusimos junto al río, donde aprovechamos para descansar y conocer esta zona antes de visitar las cascadas Maletsunyane, nuestro siguiente destino.

Para llegar a las cascadas Maletsunyane, pasas por un camino de tierra hasta llegar a una taquilla donde debes realizar el pago. Luego, debes conducir unos 5 minutos más hasta llegar a una zona de visitantes que están terminando de construir. Mucha gente deja el coche allí, pero los más aventureros bajan hasta abajo para poder fotografiar las cascadas en todo su esplendor. Nosotros ya llevábamos muchos meses en el continente africano y, obviamente, bajamos con nuestro coche; y al final nos costó varios sustos volver a subir.

Las cascadas Maletsunyane las ves al otro lado del risco, y conforman un paisaje muy bonito con las montañas y la llanura de donde viene el río que desemboca en esta cascada más alta del sur de África. Habíamos enganchado un día fantástico, y ver ese hilo de agua como caía bruscamente hacia las rocas desde donde seguía el río (que era el mismo que teníamos junto al alojamiento) desde una visión panorámica era espectacular.

Era momento de sacar la cámara e inmortalizar esa escena. Nosotros, el coche, Laia con el sombrero que nos había regalado la familia Ntlhoki, fotos automáticas, fotos con altura… De repente, bajaron cuatro chicas negras que eran de Lesoto y que bajaban con las mejores galas para hacerse fotografías de modelos. Seguro que las fotos saldrían muy bien, no por sus vestidos, sino por su paisaje de fondo…

Después de estar un rato contemplando la belleza de este salto de agua (se puede llegar también a los pies de ésta, pero debes hacer una excursión desde el pueblo, al otro lado de la rendija de tierra que teníamos delante), tocaba volver hacia Semonkong. La zona donde estábamos estaba un poco embarrada, y ya de bajada, el coche había quedado sucio de barro. Pero, en la subida, este barro que había en el camino nos ponía en apuros y, sumado con el desnivel de la ascensión que había, provocó que intentáramos subir un par de veces sin tener bastante fuerza ya que no podíamos coger mucha velocidad. Finalmente, en la tercera, y levantando bastante barro, pudimos llegar al futuro centro de visitantes y rehacer el camino de nuevo para llegar a Semonkong.

En ese pueblo, se respiraba un ambiente muy rural. Veías muchos caballos, ponis y rebaños; y es que esta zona también es muy popular para realizar recorridos por zonas más deshabitadas con estos animales. Como nosotros habíamos disfrutado mucho de esta experiencia en Mokhotlong, decidimos que no la repetiríamos.

Así pues, preparamos nuestra casa, cocinamos y fuimos a dormir temprano después de disfrutar de un día muy tranquilo visitando uno de los lugares icónicos del país: las cascadas Maletsunyane. Durante el mes de mayo, cuando se va el sol, en Semonkong hace mucho frío y tocaba refugiarnos en la tienda (esta vez sin las mantas de la Me Nkune). Esa noche fue realmente muy fría. Dormimos bajo cero, y al día siguiente tuvimos que sacar el hielo de la tienda y el coche marcaba 1ºC. No podemos imaginarnos cómo debe ser dormir en Semonkong en pleno invierno… Si Maletsunyane significa «lugar de humo», en invierno Semonkong significa «lugar de frío».