LESOTHO: Sani Pass

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julio 8, 2022

Una de las maneras más icónicas para entrar o salir de Lesoto es pasar por el Sani Pass. El Sani Pass es un paso de montaña apto sólo para vehículos todoterreno que supone un reto para todos aquellos que sean amantes de las rutas de carretera y que conecta Sudáfrica con el Reino de Lesoto.

Este paso de montaña es un reclamo ya por sí mismo. Mucha gente quiere lograr la hazaña de cruzar el paso de montaña que llega a uno de los puntos más altos del país a 2.874 metros de altitud. La carretera sube 1.332 metros en sólo 9 kilómetros con desniveles de 1:3 y con bastantes curvas muy ajustadas de 180 grados.

Es una de las rutas de 4×4 más espectaculares de ambos países. Y claro, si se puede acabar la jornada con una buena cerveza en el pub más alto de África observando un paisaje y unas vistas maravillosas, ¿quién se negaría a esta propuesta?

A continuación, os explicaremos más sobre este lugar tan icónico del país, ¿nos queréis acompañar?

¿Cómo llegar?

Si quieres llegar al Sani Pass desde el este (Himeville o Underberg), tendrás que tomar la carretera asfaltada P318 durante unos 20 km hacia el hotel Sani Pass para llegar al pie del paso fronterizo. Esta es la dirección si vas de Sudáfrica al reino de Lesoto. Encontrarás la oficina fronteriza de Sudáfrica, donde deberás sellar la salida al pasaporte (validez de 6 meses como mínimo). Después, circularás unos kilómetros en tierra de nadie hasta que llegarás a la parte alta de la cima del Sani Pass donde, si vas con tu vehículo, habrá que presentar también los papeles del coche y pagar 75R (unos 4.50€), independientemente de si viajas con Carnet de Passage o no, como tasa de entrada por el coche.

Si vas con el Carnet de Passage (si no sabes qué es, clica aquí), no será necesario que selles el Carnet ya que ambos países forman parte de la SACU (Southen African Customs Union). Se considera la misma zona de circulación, y por tanto, con el sello de Sudáfrica puedes circular con el Carnet de Passage en Lesoto.

Si has alquilado un coche, necesitas una carta de autorización de vuestra empresa de alquiler de coches que os permita conducir el coche en Lesotho. Puedes obtener uno cuando recojas el coche de alquiler. Cuesta alrededor de unos 650 R.

Para salir de Lesoto dirección a Sudáfrica, tendrás que ir hacia el sudeste desde Mokhotlong por la ruta A14 a través del paso del Monte Negro (Kotisephola Pass) durante aproximadamente 60 km para llegar al extremo occidental y la cima del Sani Pass. Posteriormente, tendrás que sellar la salida de tu pasaporte en la oficina fronteriza y ya podrás bajar por el Sani Pass dirección Sudáfrica. Una vez llegues abajo, sella la entrada en el nuevo país, en la oficina de Sudáfrica que se encuentra en la entrada del valle de la zona conocida también como Drakensberg (si quieres saber más sobre las distintas excursiones que realizamos en esta zona, clica aquí).

¿Cuándo ir?

Para cruzar el Sani Pass, hay que tener en cuenta el tiempo que hará ese día. Nosotros cambiamos unos días la ruta porque llevaba diluviando toda una semana. El día que pronosticaba un cambio de tiempo, con un cielo más sereno y soleado, decidimos pasar la noche en Sani Lodge Backpackers para el día siguiente, hacer el mítico Sani Pass. Teníamos ganas de hacerlo en un buen día, para ver las fantásticas vistas que nos habían dicho que se veían por el camino.

Durante los meses de verano (de noviembre a marzo), tiene tendencia a llover cada tarde y es más probable que las condiciones por conducir sean más difíciles. Durante el invierno (junio-agosto) es generalmente más seco, lo que hace que la pista sea mucho menos resbaladiza. Sin embargo, las nevadas en las cotas más altas pueden hacer que el viaje sea traidor, ya que la nieve se derrite y cae en forma de agua por el acantilado que forman las montañas del valle.

Los meses más aconsejables para hacer el Sani Pass serían abril y mayo, ya que es relativamente seco y no hace demasiado frío; o bien, de septiembre a octubre, ya que todavía no habrán empezado las lluvias de verano.

Sin embargo, ya sabéis que el tiempo es relativo y cambiante constantemente. Nosotros hicimos Sani Pass en abril, teóricamente uno de los mejores meses para hacerlo y sin embargo, la semana anterior a subir, había estado toda la semana lloviendo intensamente durante todo los días.

¿Qué hacer en el Sani Pass?

Las principales actividades que recomendamos hacer durante tu recorrido por esta zona mítica de Lesoto son:

– Conducir con un 4×4 la carretera del Sani Pass que va desde Underberg hasta Lesoto,  tal como hizo el primer explorador Godfrey Edmonds

El Sani Pass antiguamente era un camino de pastores donde los habitantes de las montañas de Lesoto llevaban mulas y burros donde transportaban lana y fibra moher (pelo largo de la cabra de Angora) y lo intercambiaban por mantas, ropa y harina de maíz a la parte baja de Sudáfrica.

En 1948, Godfrey Edmonds, expiloto de la RAF, tardó unas cinco horas y media en recorrer el Sani Pass. Aunque ahora nos parece una chorrada de tiempo, en su momento fue toda una proeza. Con su Land Rover, recorrió la pista cuando aún no había sido habilitada para pasar un vehículo todoterreno. Para conseguirlo, fue ayudado por trabajadores armados con cuerdas y diferentes bloques y material.

Más adelante, en 1961, después de todo el éxito de esta aventura, Edmonds fundó la compañía Mokhotlong Mountain Transport Sani, para que aventureros que no tenían vehículo o ganas de conducir pudieran llegar arriba de la cima. Aún hoy, esta empresa alquila vehículos guiados por quien quiera disfrutar de la aventura sin preocuparse de qué marcha poner en el coche.

En 1955, David Alexander y sus compañeros empezaron a construir una carretera para sus Land Rover, de modo que pudieran crear una ruta comercial entre Himeville en KwaZulu-Natal y Mokhotlong en Lesotho. Así pues, se creó la Mokhotlong Mountain Transport Company en 1961 y este paso de montaña se convirtió cada vez en más mítico. Cinco años más tarde, la compañía de transporte de montaña de Mokhotlong empezó a hacer funcionar camiones de carga 4×4 de ocho toneladas arriba y debajo de la cima, que no era tan fácil de utilizar como lo es hoy en día.

Sin embargo, nosotros os animamos que conduzcáis vosotros mismos este paso de montaña de 9 kilómetros tan emblemático del país que concurre entre los dos puntos fronterizos de los países de Sudáfrica y Lesoto.

Habrá que primero pasar por la oficina de frontera de Sudáfrica para sellar el pasaporte la salida del país. Después, la carretera empieza a subir con una leve pendiente que engaña un poco y te hace confiar que tampoco hay para tanto. Pero, finalmente, en el último tramo, el progresivo desnivel desemboca en una serie de curvas de casi 180 grados con precipicio al lado que es espectacular. Hay que vigilar las piedras que están sueltas en el terreno, que le dan un plus a la aventura junto con el hielo en las zonas sombrías. Las últimas 6 curvas con una gran pendiente, habrá que jugar con la tracción 4 ruedas con primera y segunda, o bien la reductora en caso de que el terreno sea helado, enfangado o con lluvia.

Por tanto, ten en cuenta cuando irás, ya que en invierno es frecuente que haya nieve y lluvia, y el terreno de grava se vuelve enfangado y resbaladizo, añadiendo un plus de dificultad a la ruta. Por lo general, las peores condiciones para hacerlo es después de una fuerte lluvia ya que encontrarás arroyos en la carretera.

El Sani Pass pasa entre los puestos fronterizos de Sudáfrica y Lesoto. Ambos están abiertos de 6 a 18h. Se tardan unas dos horas para realizar el trayecto, parando en diferentes puntos para disfrutar de las vistas desde varias perspectivas, y tomar algunas fotografías.

– Beber una cerveza en el pub más alto de África situado dentro del Sani Mountain Lodge y relajarse con unas buenas vistas después de un día lleno de adrenalina

Una vez superado el Sani Pass y después de la gestión en la frontera de Lesoto, una de las mejores formas de relajarse después de tanta adrenalina, es ir al Sani Mountain Lodge y disfrutar de una buena comida y/o una buena cerveza del país en el pub más alto de África, situado a 2.874m de altitud. Si hace un buen día, puedes sentarse en la terraza exterior y admirar las fantásticas vistas y la carretera que hace zig-zag dirección a Sudáfrica. Si hace un poco de frío, puedes refugiarse dentro, al lado de la chimenea.

– Caminar por los alrededores del Sani Mountain Lodge

El paisaje junto al Sani Mountain Lodge es impresionante. Si tienes ganas de estirar las piernas después de tanta conducción, te aconsejamos que vayas caminando bordeando el acantilado, vigilando no aproximarse demasiado a la punta para no caer. Disfrutarás de diferentes perspectivas de la carretera del Sani Pass que previamente has hecho y de las montañas de Drakensberg, que separan los dos países: Sudáfrica y Lesoto. Lléva unos prismáticos, porque si tienes suerte puedes ver algún animal que habita en la zona: buitres, quebrantahuesos, elands, ñus…

– Explora las montañas Maluti-Drakensberg entre Sudáfrica y Lesoto

La cordillera que forma la frontera natural entre los dos países es un entorno perfecto para realizar caminatas. Nosotros veníamos de hacer una semana en otra zona de Drakensberg (si quieres ver las rutas a pie que hicimos clica aquí) y no hicimos ninguna en esta zona, pero encontramos viajeros que nos recomendaron el Sani Pass y sus alrededores si te gusta el trekking. La excursión de cuatro horas al Hodgson’s Peak South a través de la meseta de Lesoto puede ser una buena salida si quieres explorar la zona. Conocerás pastores basotho con sus rebaños y serás recompensado con unas vistas impresionantes (si quieres conocer la historia del pueblo basotho, puedes clicar aquí). El camino no es tan fácil de encontrar, así que utiliza la guía Walking in the Drakensberg (junto con google o maps.me) o contrata una guía de algún lodge cercano.

¿Dónde dormir en el Sani Pass?

Cerca del paso de montaña del Sani Pass, encontrarás diferentes alojamientos situados en la parte de Sudáfrica, ya que desde allí organizan diferentes excursiones de un día para atravesar este mítico puerto. Nosotros, a continuación, destacaremos algunos alojamientos de Sudáfrica, pero también uno de Lesoto que lo llevan una familia local muy agradable:

– Sani Lodge Backpackers: Sani Lodge Backpackers es una perfecta opción para hacer noche antes de realizar el Sani Pass. Se encuentra situado entre Underberg y el paso fronterizo del Reino de Lesoto. Ofrece habitaciones y camping, comidas y zonas comunes donde se congrega gran variedad de gente. También tiene piscina y organiza gran variedad de actividades por la zona, entre ellas poder realizar una excursión al Sani Pass si no se dispone de vehículo o no te sientes seguro de conducir por allí. Una de las mejores opciones de la zona. Para más información, puedes clicar aquí.

– Sani Mountain Lodge: El Sani Mountain Lodge se encuentra justo en lo alto del Sani Pass, colgado entre montañas. Es un buen lugar para parar para comer, hacer una cerveza o también dormir. Dispone de habitaciones básicas (algo subidas de precio) y un camping. Ahora bien, tiene unas buenas vistas en las que poder relajarse y disfrutar del paisaje desde arriba. Dentro del lodge, podrá disfrutar de hacer una cerveza en el pub más alto de África con una buen chimenea. Nosotros hicimos parada para comer: una hamburguesa y un pastel de verduras acompañado de dos Malutis, una de las cervezas de Lesoto (unos 7/8 euros por persona). Para más información, puedes clicar aquí.

– Riverside nº 10: Si nada más entrar en el país de Lesoto por el Sani Pass quieres disfrutar de una experiencia totalmente local, te recomendamos este lugar. La Me Nkune, la propietaria del alojamiento te dará la bienvenida de su casa donde dispone de unas pequeñas cabañas donde se puede dormir (135R pp/noche) y también un pequeño jardín donde acampar. Nosotros, íbamos con nuestro coche en tienda y acampamos en el jardín junto al río. Para acampar, pagamos 60R por persona (unos 7€ por los dos). Cabe decir, que es un sitio totalmente local, sin lujos y con aseo con letrina. A nosotros nos encantó: pudimos caminar por el poblado, hablar con la gente y aprender nuestras primeras palabras con sesotho y cómo no, conocer por primera vez la famosa amabilidad basotho que nos dejaría impresionados a lo largo del país. Puedes encontrar la localización de este alojamiento aquí.

Nuestra ruta

Después de una semana de senderismo por la parte sudafricana de Drakensberg, teníamos ganas ya de pisar uno de los países más pequeños del continente africano: Lesoto. Esa semana parecía una montaña rusa. Los primeros días hacía un tiempo espectacular, con unas mañanas soleadas y unas vistas increíbles, pero tuvimos que cambiar de planes varias veces. Por ejemplo, cuando queríamos ir a lo alto del Tugela Falls y del anfiteatro, nos avisaron de unas manifestaciones por los cortes de luces y el encarecimiento de la electricidad que provocaban cortes de carretera y altercados por todos aquellos que pasaban por allí. Y, después, cuando ya habíamos visitado esta zona empezó a llover durante dos días seguidos y tuvimos que estar en un camping justo debajo del Sani Pass, mirando las previsiones meteorológicas para ver cuándo podríamos cruzar hacia Lesoto. Teníamos claro que no podíamos hacer el Sani Pass con lluvia, no porque no pudiéramos hacerlo con nuestro vehículo, sino porque nos hubiéramos perdido una de las carreteras con vistas panorámicas más espectaculares del sur de África.

Después de relajarnos en Sani Backpackers durante dos días bajo una lluvia insistente, vimos que al día siguiente el tiempo marcaba una tregua. Así que esperaríamos al día siguiente para ver si la previsión se cumplía y poder decidir si nos aventurábamos a visitar Lesoto, que se estaba haciendo desear.

Aquella mañana nos despertamos con la primera intención de abrir la cremallera de la tienda de techo y mirar hacia el cielo. Y, ese día, el tiempo nos acompañaba. Quedaban todavía el resto de algunas nubes grises, pero predominaba el sol y el color azul del cielo. Ante nosotros, podíamos ver por primera vez las montañas de esta parte de Drakensberg, una cordillera que forma la frontera natural entre Sudáfrica y Lesoto.

Después de haber hecho toda la limpieza de platos, secado la tienda por fuera con varios trapos para que al cerrarla no quedara húmeda y pagar el alojamiento, subimos a nuestro Toyota y entre el barro de la zona donde estábamos acampados, salimos a realizar una de las rutas que muchos llaman como la carretera más impresionante del África austral: el paso de montaña conocido como el Sani Pass.

Hoy teníamos un día espectacular, y durante los primeros kilómetros ya podíamos ver las montañas frente a nosotros. La carretera estaba totalmente asfaltada y no nos cruzábamos con ningún vehículo. No sería porque el puerto iba a estar cerrado por las lluvias de estos días, nos preguntamos. Pero al cabo de un rato llegamos a la frontera de Suráfrica, donde teníamos que hacer todos los temas burocráticos del pasaporte. Allí, fuera, había un par de policías asentados, esperando a los primeros viajeros. Esa frontera era una de las más tranquilas que habíamos realizado durante nuestro viaje a África. No había gente que quería ayudarte a cambio de una pequeña comisión, otros vehículos, muchedumbre de personas arriba y abajo… era una frontera situada justo en la parte baja de la montaña, con un par de casitas donde supuestamente deberían vivir los agentes de Inmigración, y un pequeño edificio para que puedan sellarte el pasaporte. Los policías entraron en el edificio, nos hicieron registrar, nos preguntaron el coche que llevábamos (se ve que muchas veces, depende del vehículo, no te dejan pasar por este paso de montaña), nos sellaron la salida de SudÁfrica y nos comentaron que ahora ya podíamos avanzar por los siguientes 9 kilómetros de un desnivel aproximado de 1.300 metros hasta llegar a Lesoto, el país situado justo en lo alto de las montañas y donde encontraríamos la frontera para hacer todos los trámites de entrada en este nuevo país africano.

A partir de este punto, la carretera ya dejaba de ser asfaltada y estaba toda de tierra y con piedras. Mientras subíamos con el vehículo las primeras pendientes, íbamos mirando con el retrovisor atrás porque con la altura tenías unas vistas cada vez más fascinantes sobre Sudáfrica. Habíamos hecho muy bien en esperarnos unos días  para hacer el Sani Pass en un día soleado y con el cielo despejado.

Los primeros kilómetros de esta tierra de nadie íbamos con el 4×4 activado. Nosotros no éramos expertos en conducción de este tipo de vehículos y terrenos, pero se notaba que ya llevábamos más de 8 meses de viaje por África y que con la experiencia habíamos aprendido a manejar ese vehículo que nos había acompañado a tantos lugares y tantas rutas del continente. Hoy le tocaba afrontar un nuevo reto, Sani Pass, un camino de pastores que ampliaron en carretera hacía menos de 70 años.

La lluvia de los días anteriores se notaba con agua que corría por los lados del camino, y pequeñas cascadas que se formaban alrededor. Seguíamos avanzando en la soledad de esta carretera, haciendo diferentes curvas y siguiendo la montaña cuando, de repente, vimos un metal que brillaba y encima una carretera de zigzags que era la parte final del Sani Pass, la parte más empinada de todas. Aquel metal era un vehículo que descendía. Un camión pequeño que debería ir a trabajar a Sudáfrica. Nosotros paramos para realizar unas fotografías de las vistas que teníamos detrás de nosotros y justo cuando hicimos un trozo de un sendero vimos a un pastor que estaba abrigado con sus mantas que se acababa de despertar después de dormir al raso aquella noche.

Dejábamos atrás el asfalto por la tierra, el valle por las montañas, y nos adentrábamos en una tierra de pastores, donde descubriríamos la cultura basotho y la importancia de las mantas, no sólo para abrigarse de las temperaturas gélidas sino también como signo de identidad. Aquel pastor había pasado la noche en tierra de nadie, con el equipaje de una bolsa de plástico, unas mantas que llevaba encerradas sobre su cuerpo y un pasamontañas que le cubría todo el rostro.

Ahora, sí, tocaba encarar la parte final del Sani Pass a través de los últimos zigzags. En 4×4, el coche ya le costaba subir. Así que paramos el vehículo, y activamos la reductora, y con calma tensa empezamos a subir a las últimas curvas del Sani Pass. En las zonas más opacas, había restos de hielo ya que nos encontrábamos a más de 2.000 metros de altitud, así que era importante pasar por las zonas en las que había tocado más el sol por no tener ningún susto.

Estas curvas de 180 grados eran impresionantes. Era una increíble ascensión y el paisaje era espectacular. Estábamos casi en lo alto de la montaña. Nuestro Toyota hizo un último esfuerzo, como aquel excursionista que le faltan pocos metros para completar la cima y que resopla mirando hacia la meta final. Nuestro Toyota había realizado una de las carreteras más míticas del sur de África, y prueba de ello fue el cartel que encontramos justo después de realizar la última curva que decía: Sani Pass, 2.874 metros.

Allí había cuatro casitas. Una era un pequeño quiosco donde podrías comprar algún alimento enlatado y la tarjeta SIM, otra era un bar que aún servía alcohol a diferentes pastores que estaban refugiándose del frío, otra parecía la casa en la que dormían los agentes de inmigración de la frontera y la última era la oficina donde debías realizar el trámite. Más que oficina, era una taquilla donde nos esperaban 3 agentes de la policía de Lesoto, alguno de ellos bebiendo cerveza a las 10 de la mañana y con una sonrisa de oreja a oreja para recibir a los primeros turistas. La frontera de ese nuevo país que nos esperaba era muy calmada. Nos dieron un mapa del país, nos sellaron el pasaporte (otra estampa para el recuerdo de este año sabático en África), pagamos la tasa de acceso por el vehículo y nos enseñaron las primeras palabras sesoto que queríamos aprender para tratar de hablar el idioma local. Lesoto era uno de los pocos países africanos donde sólo predominaba un grupo local (los basotho) y, por tanto, todo el mundo hablaba el mismo idioma.

Una vez entramos en Lesoto, nos desviamos por un camino a la derecha y dejamos el coche en un prado para andar por la parte alta de la montaña desde donde se podría observar la carretera que habíamos recorrido desde las alturas y toda la parte sudafricana a nuestros pies. El paisaje era increíble, en un día muy bonito pero también en un día de frío, y es que estábamos a más de 2.800 metros de altitud y eso se notaba. Atravesamos diferentes balsas de agua, y seguimos la cresta de las montañas tomando diferentes fotografías de este paisaje tan bonito.

Después volvimos junto a la frontera donde había una casa que estaba en mucho mejor estado, construida de piedra y que indicaba: “The highest pub in Africa”. Aquí está el bar con mayor altitud de África, a 2.874 metros de altitud. De hecho, muchos turistas sólo van a Lesoto a pasar el día, para hacerse la foto en este sitio, comer algo y volver por el mismo sitio del Sani Pass. Nosotros pensábamos que esto no era descubrir el país, ya que no puedes decir que has estado en un país si sólo has estado muy pocos días, o unas horas.

Entramos en el bar, y realmente estaba muy bien preparado para recibir a todos los turistas. Tenía una chimenea, un suelo de madera, fotografías colgadas en las paredes y hacía de restaurante. Fuimos a fuera a disfrutar de las vistas mientras hacíamos una cerveza, y después fuimos junto a la chimenea a refugiarnos del frío mientras veíamos cómo empezaba a llegar nuevos turistas. Algunos iban con un guía que había conducido el vehículo por Sani Pass, otros llegaban con su vehículo, pero volvían a bajar el mismo día. De todas formas, Lesoto era mucho más que Sani Pass y a nosotros nos esperaban casi dos semanas recorriendo uno de los países más desconocidos de África y de los que más nos gustó.

Ahora sí, después de haber realizado Sani Pass, una de las carreteras emblemáticas de África (aunque para nosotros hay muchas más menos conocidas como la carretera que va al Lago Ellis en el Mount Kenia -si quieres saber más sobre nuestra experiencia allí, clica aquí-, o algunas carreteras cerca del lago Mutanda en Uganda), tocaba adentrarnos hacia un país desconocido del que teníamos muy poca información.

Avanzamos por la carretera, ya asfaltada, atravesando diferentes puertos de montaña y cruzándonos con pastores que tenían toda la cara cubierta con pasamontañas. No es que fueran delincuentes o atracadores de banco, sino que era la forma de protegerse del frío seco que soplaba en esas tierras. Estos pastores iban con su rebaño por la propia carretera, algunos avanzando a pie y otros avanzando sobre un caballo, uno de los animales más importantes en la cultura basotho, como descubriríamos días después con nuestra experiencia con la familia Ntlhoki (para conocerla, puedes clicar aquí).

El día ya se apagaba y era momento de encontrar un sitio. Estábamos en la región conocida como el Highlands, y después de diferentes pasos de montañas por Lesoto que se encontraban a más altitud (pero con una ruta muy bien asfaltada), encontramos un pequeño poblado soleado a nuestra derecha, junto a un arroyo. Justo al lado de la carretera, había un cartel que señalaba que era un alojamiento, pero no se veía ningún vehículo y sólo tres casas circulares hechas de piedra.

Bajamos y salió una familia a la que le preguntamos si podíamos acampar con nuestro coche delante de las casas. Ellos nos dijeron que sí, que ningún problema, pero si queríamos dormir en las casitas también podríamos hacerlo. Nos enseñaron la habitación, pero a nosotros, la mayoría de las veces, nos gustaba más dormir en la tienda de nuestro coche que no en otro colchón.

Aprovechamos para ir a dar una vuelta al pueblo del otro lado del río, cruzando un pequeño puente. Allí pudimos hablar con algunos niños y algunas familias que volvían de la escuela y de trabajar en la tierra. Muchos iban abrigados con mantas, y algunos nos adelantaban con sus caballos. El entorno era rural y muy bonito, pero cada vez hacía más frío porque los rayos de sol se escondían detrás de las montañas.

Volvimos al alojamiento y allá, nos esperaba Me Nkune con varias mantas. Nos avisó de que por la noche en esa zona hacía frío, y que las mantas nos harían falta. Nosotros teníamos un buen saco, pero igualmente, le hicimos caso y las cogimos. No fuera el caso que las tuviéramos que utilizar…

Después de cenar, el frío se intensificaba cada vez más. Subimos rápidamente a la tienda para ponernos debajo del saco y colocamos las mantas que nos había dado la Me Nkune. Realmente, hacía mucho frío y podemos asegurar que fue una de las noches más gélidas que pasamos en el continente africano. Para aquellos que dicen que en África no hace frío, les aconsejamos que vengan a Lesoto.

Habíamos pasado un día genial recorriendo unos paisajes muy bonitos y haciendo el Sani Pass. Y, ahora, ya estábamos en el Highlands, en lo alto de las montañas de Lesoto, junto a un pequeño poblado rural, con pastores que caminaban con mantas y pasamontañas, y pasando mucho frío. Al día siguiente nos encontramos con el coche helado, con estalactitas en la tienda y contentos de despertarnos para ir enseguida a buscar el sol, que nos calentara el cuerpo. Algunos pastores que habían dormido al raso estaban en casa Me Nkune refugiándose junto al pequeño fuego que humeaba toda la habitación. Empezábamos a descubrir Lesoto…

Categories: LESOTHO
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