BENIN: Porto Novo, la capital con aires brasileños del país

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diciembre 6, 2023

Porto Novo es la actual capital de Benín. A pesar de tener sólo 250.000 habitantes y un ambiente mucho más relajado que Cotonou, siempre ha tenido un peso importante en la historia. Hoy en día, es una ciudad que alberga los principales museos del país como el Museo Etnográfico donde podrás conocer la historia cultural de Benín; o el museo da Silva, donde conocerás la influencia brasileña con el retorno de los esclavos que regresaron a África del continente americano; entre otros.

El origen del nombre de Porto Novo proviene de la influencia portuguesa (antes esta ciudad era conocida como Hogbonou o Adjacé), que una vez llegaron a las costas del entonces reino de Dahomey, siendo conocedores de la gran fuerza que tenían, decidieron unirse a ellos para conseguir esclavos de los grupos tribales enemigos. Al encontrarse cerca de la costa, los portugueses que fueron los primeros en llegar decidieron ponerle el nombre de Puerto Nuevo. De todas maneras, en Porto Novo no sólo encontramos influencia portuguesa. También encontramos las raíces musulmanas con una gran mezquita en forma de basílica muy curiosa; la influencia francesa en las diferentes casas coloniales y las iglesias cristianas; y, finalmente, la influencia brasileña de aquellos que se marcharon de Benín y al abolirse la esclavitud, decidieron volver de Brasil a sus orígenes.

Como en la mayor parte de Benín, en Porto Novo también se nota que el vudú es una religión oficial. Si tienes suerte, allí podrás encontrar los Zangbetos, los conocidos como guardianes de la noche, y ver algunos de sus bailes tradicionales que rompen con la calma que reina en la mayoría de la ciudad.

Fuera de la ciudad de Porto Novo, encontramos el pueblo flotante de Aguegué, en las aguas del lago Nokoue. No es tan conocido como Ganvié (si quieres leer nuestra experiencia clica aquí), pero también es muy impactante cómo sus habitantes se han acostumbrado a vivir sobre el agua. Además, durante toda la semana, alrededor de Porto Novo se celebran varios mercados que si tenés la suerte de coincidir siempre son muy interesantes de ver, como el mercado de Adjarra, desde donde puedes navegar por el conocido como río Negro. 

En Porto Novo ha habido una mezcla de culturas fascinantes que han creado un entorno histórico muy interesante para vivir paseando por las tranquilas calles de esta ciudad, y disfrutar de la gente local.

¿Cómo llegar?

Porto Novo es una de las ciudades más importantes del sur de Benín, y por lo tanto, llegar a ella es relativamente sencillo. Si quieres llegar desde Cotonou, podrás coger algunos de sus taxis compartidos que salen desde el mercado de Dantokpa y te dejan en la estación de taxis de Porto Novo. El trayecto dura 1 hora y el precio que pagamos en mayo de 2022 fue de 800 CFA por persona, es decir, unos 1,20€ al cambio. Desde la estación de Porto Novo, podrás ir caminando tranquilamente hasta el centro de la ciudad ya que no se trata de una ciudad muy grande.

Si quieres llegar a Porto Novo desde Aguegué, que es el trayecto que hicimos nosotros porque veníamos de Ganvié, el trayecto en moto-taxi es de 300 CFA por moto. Son pocos kilómetros, pero al ir cargados decidimos coger una moto.

Finalmente, si vienes o quieres ir hacia el norte desde Porto Novo (por ejemplo, dirección a Abomey, Kétou o la zona donde encontramos el pueblo fulani y el pueblo holi -si quieres saber más sobre estos grupos étnicos, clica aquí-), tienes que coger un taxi desde la zona del mercado de Ouando, que se encuentra al lado de la carretera principal RNIE1 y desde allí coger un transporte o conducir hasta encontrarte con la RNIE4 que es la carretera que va de Kétou a Abomey.

¿Qué hacer en Porto Novo?

En la capital del país, las principales actividades que destacamos son:

– Visitar la gran mezquita de Porto Novo, un edificio impresionante

Quizá para nosotros este es el edificio más impresionante de la ciudad. En Porto Novo, se mezclaron las religiones musulmanas y cristianas, ya que todas eran bienvenidas por uno de los reyes de la ciudad, el rey Toffa; y por eso no es de extrañar ver que la gran mezquita no tiene ningún minarete.

Esta mezquita, una de las más grandes del oeste de África, está diseñada en un estilo afrobrasileño, ya que se ha establecido en una iglesia construida por los esclavos afrobrasileños que volvieron a Porto Novo influenciados por la visión de las iglesias protestanas de las colonias portuguesas. Fue construida entre el año 1912 y 1925, y actualmente no se conserva en muy buen estado.

Es un edificio voluminoso, como si se tratara de una basílica de la antigua Roma que en su interior alberga a los fieles musulmanes que van a rezar cada día. ¿No es curioso?

– Descubrir alguno de los mercados locales que hay en la zona, como el mercado de Adjarra

Cada día en algunos de los poblados de alrededor de Porto Novo se celebra un mercado que congrega a los diferentes vecinos de la región con el fin de vender y comprar, es decir, hacer negocio.

Algo curioso es que el mercado no se hace siempre el mismo día de la semana, sino que el día de mercado se calcula a través de los días que se hará. Para explicarnos mejor, hay un mercado que se celebra cada 3 días. Por lo tanto, no cae cada lunes sino que el día varía dependiendo de la semana. Quizá cuesta mucho entender, pero os adjuntamos este enlace que encontramos por Internet donde podréis tener todos los detalles de los días de mercado en Benín.

Adjarra es una población que se encuentra a unos 20 minutos en moto del centro de Porto Novo. El trayecto nos costó 400 CFA por moto. Allí, tuvimos la suerte de ver un mercado más rural. No tenía la magnitud del mercado de Dantokpa (para saber más podéis clicar aquí), pero se respiraba mucho ambiente, y allí éramos los únicos yovos (el nombre que recibimos los blancos) del mercado.

Destacaban las paradas de comida, pero también de animales, de cestos y de tam-tams, un instrumento musical muy importante para la cultura vudú (para saber más sobre esta religión puedes clicar aquí). ¡Este mercado de Adjarra era toda una explosión de colores y de vida!

–  Navegar por el río Negro

Si nos quedamos en Adjarra un rato más después de visitar el mercado, podremos ir caminando hasta un río desde donde salen unas canoas. Este río es conocido como el río Negro y hay diferentes teorías sobre su origen etimológico. Algunos dicen que se llama así por su color oscuro, ya que transcurre rodeado de palmeras y altos árboles que le crean esta atmósfera; otros dicen que es porque el agua es muy clara y, por lo tanto, se puede observar su tierra de un color más negro. Este río es considerado sagrado para muchas culturas porque allí se refugiaron muchos grupos étnicos de los conflictos bélicos de la zona, y también por la religión vudú.

Nosotros no pudimos ir ya que no había ninguna canoa que nos pudiera llevar a navegar por este río, pero es una buena experiencia a hacer si tienes tiempo y si quieres descubrir pueblos rurales junto al río donde podrás conocer su cultura y probar sus bebidas locales.

– Visitar el pueblo flotante de Aguegué

Aguegué es uno de los otros pueblos flotantes del lago Nokoue (como el conocido pueblo de Ganvié) que se encuentra junto a Porto Novo. De tamaño mucho más pequeño que la Venecia de África, mucha gente coge la barca para ir a Cotonou o a pueblos situados a la orilla del lago. 

Nosotros llegamos a través de Ganvié, en un trayecto largo que hicimos con una canoa privada pagando 25.000 CFA. Al llegar a Aguegué podrás ver las casas flotantes sobre el agua y cómo la gente se ha acostumbrado a vivir en un entorno así. Muchos trabajan de la pesca pero, desgraciadamente, debido a problemas biológicos y ambientales, su conservación es toda una incógnita.

– Visitar los diferentes museos de la ciudad, como el museo etnográfico o el museo da Silva

Porto Novo es la ciudad por excelencia de los museos en Benín. Allí, podemos encontrar diferentes museos que guardan la historia de diversas culturas que han dejado huella en la ciudad. Algunos de los museos que destacamos son:

1.- El museo da Silva, que se encuentra en un edificio histórico, y que muestra toda la historia de los esclavos africanos que fueron enviados a Brasil y que decidieron volver a sus orígenes una vez abolida la práctica de la esclavitud.

2.- El museo etnográfico, seguramente el museo más importante de la ciudad. Nosotros cuando estuvimos, estaba en obras y no pudimos acceder su interior, pero dicen que dentro se encuentra las raíces de la cultura africana; con explicaciones de los diferentes grupos tribales, exposición de objetos y una extensa colección de máscaras de los bailes tradicionales que se realizan en esta área, como el Gelede (si queréis saber más, podéis clicar aquí).

3.- En el museo del Palacio Real podéis encontrar la colección de diferentes reyes yoruba que gobernaron Porto Novo. En cambio, en Abomey encontraréis los palacios reales de los reyes funde, declarados Patrimonio Mundial de la Unesco (podéis saber más clicando aquí). Nosotros decidimos visitar estos últimos palacios en Abomey.

La mezcla cultural que ha vivido Porto Novo a lo largo de la historia ha hecho que hoy en día esta ciudad sea un referente para aquellos amantes de los museos.

– Si tienes suerte, asistir a alguna celebración tradicional

En Porto Novo, como buena parte de Benín, se cree mayoritariamente con el vudú. Así, pues, no es de extrañar que durante tu visita a la ciudad coincidas con un festival vudú como, por ejemplo, la danza de los Zangbeto, los guardianes de la noche.

Encontrar estas tradiciones a veces significa tener mucha suerte. Nos dijeron que viernes y sábado eran un buen día para encontrar algún guardián de la noche vigilando que no haya problemas con la comunidad. Estas celebraciones son parte de la cultura del país, y todo un regalo para aquellos afortunados que lo pueden vivir. Nosotros, en Porto Novo, no tuvimos esa suerte.

¿Dónde dormir en Porto Novo?

A pesar de ser la capital del país, en Porto Novo no encontramos una gran oferta de alojamientos. Nosotros destacamos:

– Centre Songhai: Este alojamiento, a pesar de encontrarse alejado del centro de la ciudad, destaca por ser un establecimiento de formación agrícola donde podrás conocer de primera mano su proyecto. Dispone de habitaciones con ventilador y también climatizadas con una buena relación calidad-precio. Tiene restaurante y es una buena manera para adentrarse en los proyectos locales de agricultura que se realizan en esta zona. Para más información, podéis clicar aquí.

– Casa Danza: Este alojamiento que se encuentra justo en la misma plaza la Asamblea Nacional de Benín dispone de diferentes tipos de habitaciones: la habitación individual tiene un precio de 6.000 CFA y la habitación doble vale 8.000 CFA. Dispone de restaurante y de un pequeño aparcamiento en caso de ser necesario. Un alojamiento sencillo pero bien situado con el fin de descubrir la ciudad de Porto Novo. Para más información, podéis contactar con ellos a través del siguiente teléfono: +229 97 72 02 45.

Nuestra ruta

En Porto Novo pasamos una noche después de llegar de Ganvié, uno de los pueblos icónicos del país. Ese día, nos levantamos bien temprano para ver el mercado flotante de Ganvié que tiene lugar durante la madrugada y hasta las primeras horas del alba donde los pescadores compran algo para comer por la larga jornada laboral a las mujeres que están sobre las canoas vendiendo y cantando todo lo que tienen para comer y también los diferentes víveres que pueden ofrecer. Estas mujeres disponen de unas luces de queroseno con el fin de iluminar sus canoas, y este mercado dura hasta las primeras horas. Uno de los mercados más bonitos que puedes ver en Benín.

Después de visitar este mercado flotante, volvimos al alojamiento de Ganvié y desde allí, cogimos una canoa motorizada que nos llevó hasta el puerto de Aguegué, otro pueblo flotante situado en el otro extremo del lago Nokoué. El trayecto, de unas dos horas, transcurrió entre una brisa suave y un paisaje con aves acuáticas y pescadores que trabajaban con sus redes. Estábamos atravesando uno de los lagos más grandes del país acompañados del rugido del motor y avanzando hacia una única dirección, al este, a donde llegamos a la orilla de otro pueblo flotante, Aguegué.

Desde la canoa, pudimos observar la vida local en este otro pueblo más pequeño. Los niños más pequeños nos saludaban intensamente y luego se escondían rápidamente entre una mezcla de vergüenza y pillería; los mayores trabajaban transportando diferentes mercancías; había alguna reunión comunitaria en alguna casa y el tráfico de canoas se intensificaba, señal de que ya nos acercábamos al embarcadero. Una vez allí, una muchedumbre de personas esperaban para subir a las canoas que los llevarían a diferentes lugares del lago y también a Cotonou; y otros aprovechaban que había un pequeño mercado para hacer pasar el rato, mientras nos miraban encumbrados como tres blancos bajaban de la canoa cargados con sus mochilas y pisaban tierra firme.

En el embarcadero de Aguegué, decidimos coger unas moto taxis que nos llevaran hasta la Asamblea Nacional, uno de los puestos presidenciales más importantes del país y que está situado en Porto Novo. Allí, había varios alojamientos, y así podríamos buscar un lugar para dormir y descargar, nuestra primera misión al llegar a Porto Novo. Después de atravesar algunas de las carreteras más anchas que habíamos visto de momento en Benín (aunque estaban en obras) y de empezar a sufrir un calor que era cada vez más sofocante, llegamos al alojamiento donde en Uahad nos recibió y pudimos dejar las maletas. No había casi nadie allí, pero las habitaciones estaban bastante bien teniendo en cuenta la relación calidad-precio.

Todavía era temprano para ir a comer, ya que ese día nos habíamos levantado antes de que saliera el sol; así que fuimos a dar una vuelta por la plaza y por unos jardines donde aprovechamos para comer unos buenos platos de espaguetis que se hicieron esperar porque éramos los únicos comensales de aquel lugar que parecía que había vivido mejores épocas antes de la pandemia.

Por la tarde, aprovechamos para ir a descubrir la ciudad de Porto Novo. Pudimos pasear por sus amplias calles, y visitar uno de sus edificios más emblemáticos: la Grande Mosque, un edificio en decadencia que es muy especial porque tiene forma de basílica pero dentro encontramos una mezquita. Después, fuimos caminando por la ciudad descubriendo pequeños lugares donde el vudú tiene mucha importancia, como un lugar donde no pueden entrar las mujeres que tienen la regla porque se considera impuro y que son lugares sagrados por la religión vudú. También, pudimos ver diferentes museos, con la mala fortuna de que muchos de ellos estaban en obras y por tanto, cerrados al público.

Porto Novo es una ciudad que puedes recorrer en una tarde, así que por la noche volvimos al alojamiento y cenamos en su restaurante y hacer unas cervezas, antes de ir a dormir. Al día siguiente, antes de volver a Cotonou, iríamos a visitar uno de los mercados icónicos de Porto Novo, el mercado de Adjarra. Este mercado tiene lugar cada 3 días, y dio la casualidad de que al día siguiente en esta pequeña población situado en las afueras de la ciudad había mercado. En África, cuando hay un mercado significa que hay mucha vida alrededor y, para nosotros, siempre era una experiencia muy interesante a vivir.

Al día siguiente, después de levantarnos y dejar nuestras mochilas en recepción, cogimos unas motos y al cabo de unos 30 minutos ya estábamos en uno de los principales mercados de la región, que se caracterizaba por la presencia de muchos tipos diferentes de producto: animales vivos, cestos, tam-tams, fruta, cerámica… En estos mercados africanos, ¡puedes encontrar de todo!

Se notaba que era uno de los mercados más importantes de la región porque estaba lleno de gente. Ya la llegada en moto fue toda una aventura, entre cláxones y pasando junto a coches cargados y de gente que iba arriba y abajo. Después, a la hora de caminar, tres cuartos lo mismo. Una muchedumbre de personas, paradas junto a la carretera y diferentes sectores de tiendas ambulantes que se amontonaban entre las casas del centro de Adjarra.

Entramos a una tienda de tam-tams, un instrumento de percusión muy trascendente a la vida africana y a la religión vudú, y paseamos entre paradas de cestos, animales, verduras, telas, ropas… y todo lo que pudiéramos imaginar. Después, salimos del mercado y fuimos hacia la orilla del río Negro, un río sagrado y misterioso de Benín. Por el camino, nos cruzamos con muchos niños que salían de la escuela que estaba situado cerca de la orilla…

Después de equivocarnos de camino e ir a parar a una zona donde unos hombres africanos bien guapos y robustos se estaban duchando, volvimos atrás hasta llegar a la orilla del río Negro donde supuestamente podías negociar con algunas canoas para que te llevaran a dar una vuelta por los meandros de este río tan especial. Desgraciadamente, allí no había nadie así que volvimos hacia el centro del pueblo.

De camino, encontramos a algunas profesoras y trabajadoras que ya marchaban de la escuela y estuvimos conversando con ellas. Tenían curiosidad sobre qué hacíamos allí, nos reímos un rato y hicimos algunas fotografías y nos explicaron lo que hacían en la escuela. En África, existe el tiempo, y la gente te da su tiempo, y eso es muy de agradecer viniendo de las sociedades de donde venimos nosotros.

Finalmente, después de caminar con ellas hasta el centro del pueblo y ver que el mercado continuaba igual de saturado de personas, vehículos y paradas; cogimos una moto dirección en nuestro alojamiento de Porto Novo, desde donde cogeríamos nuestras pertenencias para ir caminando hasta la estación y coger un taxi compartido que nos llevó hasta otro mercado: el mercado de Dantokpa, en Cotonou.

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