BENIN: Ganvié, la Venecia africana

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diciembre 6, 2023

Ganvié es una de las poblaciones más icónicas de Benín. ¿El motivo? Pues que se trata de una población flotante construida sobre las aguas del lago Nokoué, a poca distancia de Cotonou. Dicen que Ganvié es la Venecia africana, aunque nosotros disertamos y podríamos decir que Venecia es la Ganvié europea. Todo depende desde qué visión lo vemos, no?

Este pueblo flotante fue fundado por el pueblo Tofinu del sur de Benín en los años 1600. Estos escapaban de los guerreros del pueblo fon del gran reino de Dahomey, que capturaban a personas de otros grupos tribales para venderlos como esclavos a los portugueses. Según sus creencias religiosas, el lago Nokoué era considerado un lago sagrado y mágico, y, por ello, el pueblo Tofinu encontró una gran oportunidad para refugiarse allí de este temido grupo. Decidió establecerse en las aguas del lago Nokoué y así evitar ser capturados por los guerreros. Una vez que se construyeron las primeras casas flotantes, decidieron llamar a aquella población como Ganvié, que en su idioma local, significa «libertad en el agua».

Una vez se acabó el tráfico de esclavos y cayó el reino de Dahomey, la conflictividad entre grupos tribales de Benín disminuyó. Sin embargo, a pesar de que la población Tofinu ya no estaba amenazada, los habitantes originales y sus descendientes optaron por permanecer en sus casas del lago y hacer vida en ellas. A lo largo de los siglos, Ganvié ha ido creciendo y ahora es una ciudad de unas 40.000 personas que viven sobre el agua del lago Nokoué. Allí, hay hospitales, escuelas, iglesias y mercados; pero en lugar de haber motos y coches, encontramos muchas canoas que son el medio de transporte habitual entre los habitantes de Ganvié.

Hoy en día, gran parte de la población local vive de la pesca en el lago. Han desarrollado pequeños cerrados sobre el agua para criar peces y capturarlos, y luego todo este pescado se vende en los principales mercados de Cotonou, que se encuentra a una distancia relativamente corta. El turismo cada vez gana más presencia, pero sobre todo en visitas organizadas durante el día desde Abomey o Cotonou. En este caso, a la población local no le llega mucho dinero. En cambio, si te quedas a dormir en algunos de los alojamientos que hay que están llevados por los propios habitantes de la ciudad, seguro que disfrutarás mucho de esta experiencia y darás un golpe de mano a la economía local. Nosotros lo hicimos, y fue una de las experiencias más mágicas que vivimos durante nuestro viaje a Benín.

¿Cómo llegar?

Para llegar a Ganvié, será imprescindible utilizar alguno de los transportes marítimos de la zona que, principalmente, son formados por canoas de madera motorizadas. Mucha gente visita Ganvié durante un día desde Cotonou. Para llegar, primero hay que ir en vehículo hasta Abomey-Calavi (no confundir con la ciudad de Abomey) y desde su muelle, coger una de las barcas para turistas que salen para visitar este bonito pueblo flotante. La visita suele durar unas 3-4 horas e incluye un guía en francés o inglés que te explicará las curiosidades de este pueblo flotante. Nosotros no cogimos esta opción, pero es la que hacen la mayoría de turistas que solo tienen un día para ver Ganvié. Los precios son negociables, y por diferentes experiencias de viajeros oscilan entre 12.000 – 20.000 CFA por persona.

Nosotros decidimos quedarnos a dormir en el pueblo flotante de Ganvié, una opción muy poco conocida para muchos viajeros. Y, por tanto, como teníamos tiempo, decidimos coger el transporte público que coge la gente local para ir a este pueblo flotante y que sale desde el mercado de Dantokpa.

Después de preguntar a varia gente, nos dijeron que hacia las 12h-13h del mediodía salía una canoa que iba de Cotonou a Ganvié con toda la gente que vuelve del mercado. El lugar de salida estaba justo al norte de la zona del mercado de fetiche de Dantokpa, junto al río. Allí, encontraramos muchas barcas aparcadas con gente dentro que va a diferentes poblados del lago Nokoué. Si preguntas, hay una barca pública que sale dirección a Ganvié. Vigila que mucha gente querrá que cojas una barca privada… Pero si tienes paciencia y tiempo, podrás coger la barca pública que nos costó 500 CFA por persona en un trayecto de 1 hora que te lleva hasta el pueblo flotante de Ganvié.

Estas son las únicas opciones para llegar a este pueblo flotante, ya que se encuentra rodeado de las aguas del lago Nokoué y, por lo tanto, su acceso en coche es totalmente imposible.

¿Qué hacer en Ganvié?

Ganvié es un pueblo flotante del lago Nokoué que tiene diferentes actividades que hacer como:

– Hacer un recorrido con canoa por las calles de Ganvié

No cada día se está en un pueblo flotante, así que una de las principales actividades a realizar es coger una canoa y recorrer las calles de este pueblo. Podrás coger una canoa de motor y pasar por las avenidas llenas de agua, así como también ver las casas que están construidas sobre troncos que están clavados en el agua del lago. Allí, verás las actividades cotidianas de sus habitantes y podrás descubrir rincones muy especiales.

Si quieres, en vez de una canoa de motor podrás coger una canoa a remo, como la mayoría de canoas de los locales que recorren Ganvié, y saludar a la gente local y ver diferentes tipos de canoa: aquellas donde están los niños que vuelven de la escuela, aquellas que cargan troncos y los llevan arriba y abajo,  aquellas que venden víveres o aquellas que sirven para ir de un punto a otro del pueblo. Nosotros pagamos 1.000 CFA por persona por un recorrido de una hora por las calles de Ganvié con canoa de remo.

En Ganvié, tendrás que vigilar el tema fotografía. Al ser un pueblo flotante y muy visitado a nivel turístico, la gente local no es muy abierta al tema de fotografías intrusivas. Es decir, no vayas con la cámara y hagas primeros planos de una persona o una situación sin antes interactuar. Piensa que estás en su casa y, por lo tanto, harás bien en pedir permiso o de tener una conversación con ellos antes de tomar unas fotografías que seguro que serán un buen recuerdo. Aunque el paseo con canoa por Ganvié es una de las vivencias más especiales que tendrás de tu viaje a Benín…

– Relajarte viendo cómo transcurre el día en Ganvié

Ganvié es una población que recibe muchos turistas, pero a partir de la tarde, el movimiento de visitantes disminuye de forma importante. Por eso, es un buen momento para observar cómo la gente local vuelve a casa con sus canoas y cómo se va apagando el día en este bonito pueblo flotante.

Nosotros, al dormir allí mismo, pudimos estar en una pequeña cabaña clavada sobre unos troncos desde donde una ventana panorámica podíamos observar el movimiento de las canoas que pasaban por delante nuestro… Estuvimos bebiendo durante un par de horas antes de cenar viendo la rutina del día a día en Ganvié.

Delante nuestro, por ejemplo, teníamos una estación de agua potable, donde la gente, con las canoas, hacía cola para coger agua. También pasaban otras canoas que nos saludaban cuando nos veían allí sentados observando el paso de las barcas por Ganvié; y aprovechamos la puesta de sol camuflada entre nubes altas para disfrutar de un momento de tranquilidad entre el vaivén de las canoas y su gente.

– Descubrir su mercado flotante que se hace cada mañana en sus aguas

Cada mañana, muy temprano, en Ganvié pasa una actividad muy especial: un mercado que empieza durante la madrugada y donde mujeres que van con sus canoas venden comida y víveres a los pescadores que empiezan su larga jornada laboral.

Esta actividad empieza a altas horas de la madrugada, cuando todavía es oscuro, y en donde podrás ver a las mujeres con luces de queroseno que empiezan a cantar y llamar lo que tienen en sus canoas. Poco a poco, se van acercando otras canoas con pescadores y gente que va a la ciudad, y van parando a comprar los víveres que venden.

La tranquilidad del agua, la quietud de la noche y el silencio del pueblo se desmoronan entre los primeros cantos de las vendedoras y las primeras canoas que deambulan por el agua. La luz de queroseno se va apagando poco a poco con los primeros rayos de luz del alba y la actividad va aumentando a medida que avanzan las primeras horas del día.

Nosotros, al dormir en Ganvié, nos levantamos todavía de noche para situarnos en un rincón de la avenida, y desde allí, en silencio, observar este mercado tan especial para ver cómo se hace de día en este pueblo flotante del lago Nokoué.

– Visitar el pueblo flotante de Aguegué

Aguegué es uno de los otros pueblos flotantes del lago Nokoue que se encuentra en el otro extremo de Ganvié, justo al lado de Porto Novo. De tamaño mucho más pequeño que Ganvié, nosotros llegamos cuando llegamos de Ganvié en un trayecto largo de unas dos horas con canoa a motor. Al llegar a Aguegué podrás ver las casas flotantes sobre el agua y cómo la gente se ha acostumbrado a vivir en un entorno así. Muchos trabajan de la pesca pero, desgraciadamente, debido a problemas biológicos y ambientales, como Ganvié, su conservación es toda una incógnita. Para más información, podéis leer el artículo de Porto Novo donde encontraréis información de este pueblo flotante.

¿Dónde dormir en Ganvié?

Ganvié es uno de los destinos más populares de Benín. Mucha gente lo visita durante una jornada desde Cotonou, pero nosotros os recomendamos que os quedéis a dormir en el pueblo flotante para vivir el día a día de Ganvié, una experiencia que no vivirás habitualmente. Por este motivo, el mejor alojamiento para estar en Ganvié es:

Chez M: Aquí es donde nosotros dormimos durante nuestra estancia en Ganvié. Se trata de un alojamiento flotante situado en el centro de Ganvié y que tiene unas mesas desde donde podrás ver la que nosotros llamábamos «ventana del mundo», un lugar desde donde podrías observar cómo las canoas iban avanzando de un lado a otro. No esperes mucha comodidad en las habitaciones, pero debes tener en cuenta que estás en un pueblo flotante. Tienen, además, un restaurante que te cocinan unas comidas muy buenas y la Andrea y el Isabel son muy buenos anfitriones. Desde allí, te podrán reservar canoas para ir a ver el mercado, hacer un recorrido por Ganvié o incluso ir a Aguegué. Uno de los mejores alojamientos para estar en Ganvié. Nosotros pagamos 4.000 CFA por persona. Para más información, podéis contactar con ellos al +229 97 37 22 71.

Nuestra ruta

DIA 1: Después de la llegada de la Xoli, una amiga que nos vino a ver 2 semanas durante nuestro viaje a Benín, preparamos las mochilas para hacer una miniruta de 3 días alrededor de la zona norte de Cotonou, donde visitaríamos Ganvié y haríamos noche, y al día siguiente iríamos a Porto-Novo pasando por Aguegué,  para volver de nuevo después a Cotonou y comenzar una nueva ruta por el centro del país.

En el Haie Vive Guesthouse dejamos parte del equipaje y comenzamos esta ruta cogiendo un Zem, el taxi-moto característico de Cotonou, que nos llevó hasta el mercado de Dantokpa, uno de los mercados más grandes de África Occidental (si queréis saber más, podéis clicar aquí). Allí, el vaivén de personas arriba y abajo, cargadas de mercancías, es impresionante. África es comercio e intercambio, y esto se nota en el día a día de la actividad de este mercado al aire libre situado junto al lago Nokoué.

Nosotros nos dirigimos directamente al muelle donde nos dijeron que salían las embarcaciones públicas que iban hacia Ganvié. Como nos quedaríamos a dormir allí, teníamos tiempo para viajar como los locales… Y, realmente, aquella era una experiencia totalmente autóctona! En la orilla, había diferentes embarcaciones que se llenaban de personas que venían del mercado y salían hacia diferentes lugares del lago. Preguntamos cuál era lo que salía hacia Ganvié y después de evitar algunos que querían que fueramos con ellos en una barca de forma privada para pagar más, un chico nos hizo subir a una barca donde ya había algunas mujeres, niños y ancianos sentada esperando la salida de la nave hacia el interior del lago. Aquella embarcación iba a Ganvié pero ahora tocaba esperar a que se llenara del todo para poder dirigirnos a una de las poblaciones más especiales durante nuestro viaje a África.

Nos sentamos en la popa del barco de madera, sobre una pequeña madera que hacía de asiento, y junto a otras embarcaciones que también estaban llenas de gente. Uno de los hechos más curiosos era la decoración de estas naves, que estaban pintadas con todo tipo de dibujos. Algunas salían del muelle, pero en seguida un grito desde tierra les hacía volver para cargar nuevos pasajeros o mercancías que querían subir al barco, y otras esperaban su turno para poder encontrar un aparcamiento.

La espera fue larga… De más de un par de horas, donde matamos el tiempo hablando con la gente de al lado, saludando a los niños que estaban sorprendidos de ver 3 blancos allí en medio, haciendo juegos de magia y viendo las diferentes actividades del día a día en el muelle local del mercado de Dantokpa. Vendedores ambulantes que pasaban vendiendo diferentes snacks, gente que cargaba mercancías del mercado, otros que intercambiaban cefas por la moneda nigeriana… Al principio, algunos nos decían que teníamos que pagar precios más caros y así de esta manera, esa persona ganaría una comisión; pero lo dejaron de intentar cuando vieron que no teníamos problema en esperar y que, como ellos, teníamos todo el día para llegar a Ganvié, nuestro destino final.

Al cabo de unas horas, en la nave hubo más movimientos que de costumbre. Algunos cargadores llevaban sacos y rellenaban el barco y los últimos asientos eran ocupados por personas que iban con vestimentas de colores… La ropa en África es de colores vivos y alegres, una gama de colores impresionante de la que no estamos nada acostumbrados. Es elegancia africana con unos modelos preciosos.

Parecía que ahora sí, la embarcación empezaba a salpar, pero avanzábamos en dirección contraria a nuestro destino. Extrañados, la gente nos calmó y nos dijo que iban primero a cargar más material a una zona cercana del mercado… ¿Aún más cosas en esta canoa? En África, se aprovecha todo el espacio, y donde caben cinco, también pueden caber diez. Así, que después de hacer un recorrido por el exterior de la orilla del mercado de Dantokpa, el capitán comenzó a dar velocidad a la canoa y en una velocidad de crucero muy agradable empezamos a navegar dirección a Ganvié.

Nosotros estábamos a estribor, situado justo a proa y éramos los únicos que llevábamos chalecos salvavidas. Nos las habían dado los tripulantes, que sorprendidos por nuestra presencia, querían asegurarse de que los blancos llegaran bien a su destino final. El trayecto transcurrió entre unas aguas tranquilas donde pudimos observar diferentes aves acuáticas.

Después de un rato navegando por este lago sagrado, comenzamos a aliviar el final del lago. Aparecían las primeras canoas con pescadores, y también las primeras trampas con palos que había en diferentes zonas con el fin de pescar los peces que aún quedaban en aquel rincón. La pesca allí es la fuente de riqueza principal pero, desgraciadamente, cada vez hay menos debido a las condiciones biológicas y climáticas del terreno.

Ganvié era un pueblo único donde se refugió todo un grupo tribal para escaparse de sus capturadores. Al ser un lago sagrado que no podían atravesar, la única opción era construir allí un poblado y así es como estas casas aún se han mantenido hasta hoy en día. A la llegada del pueblo, empezamos a ver las primeras casas que reposaban sobre troncos que estaban clavados en el fondo del agua.

La canoa del transporte público comenzó a realizar diferentes paradas y a nosotros nos dejó como una pequeña plaza desde donde intentamos contactar con nuestro alojamiento, del que todavía no sabíamos nada. Después de un rato y de conversar con la gente que estaba allí sorprendida de nuestra presencia, llegó una canoa que nos venía a buscar y nos llevaba al alojamiento que estaba situado a unas cuantas calles de allí… Pero al ser calles de agua, era imposible acceder a pie.

Llegamos al alojamiento, situado en una calle principal, y allí pudimos descubrir el entorno donde pasaríamos las siguientes horas. El alojamiento tenía como diferentes casas: en una estaban las habitaciones que daban a una ventana justo sobre el agua del lago; en otra estaba el lugar donde hacían vida la gente del alojamiento y donde tenían la cocina; en otra tenían un recinto con souvenirs y recuerdos para los turistas que paraban durante el día a día durante su visita a Ganvié; y en otra casa había unas mesas y un mirador que nosotros llamamos como «la ventana del mundo», el lugar desde donde se veía todo el movimiento del pueblo de Ganvié.

Almorzamos allí, en la mesa que daba hacia la calle principal de Ganvié, y nuestras miradas se iban fijando en los diferentes detalles de las canoas que pasaban por delante nuestro. Algunas estaban muy bien decoradas. Otros, llevaban niños con uniformes que deberían venir de la escuela. Algunas cargaban piezas para transportar; y otros paraban justo delante donde había una parada que, con una bomba, bombeaba agua (seguramente filtrada) para rellenar las garras que las canoas iban llevando. ¡Era todo un espectáculo!

Los colores de la ropa de la gente, su sonrisa cuando descubrían nuestra presencia, los capitanes que remaban la canoa en las tranquilas pero saturadas aguas de Ganvié, los turistas que pasaban con barcas a motor… Eran diferentes capítulos de un libro escrito sobre un pueblo que duerme sobre las aguas de un lago sagrado pero que, despierto, hay mucha vida. De hecho, a veces había retenciones. Seguramente, era como conducir en hora punta pero en vez de sobre el asfalto, sobre el agua del lago Nokoué.

Después, decidimos ir a descubrir los pequeños rincones de este poblado con la compañía de dos adolescentes que hacían de timoneros de nuestra canoa, y con dos remos nos llevaban por las calles de Ganvié. Allí, pudimos descubrir la vida a un pueblo flotante. Los niños nos saludaban desde las ventanas con una sonrisa entremezclada, algunas mujeres lavaban la ropa y otras ya preparaban la comida, nos cruzábamos en otras canoas que deberían volver hacia casa…

La arquitectura de las casas sobre las aguas flotantes era sorprendente. ¿Cómo aquellos troncos pegados podían ser el fundamento de una vivienda? Estas no se movían y estaban bien fijadas en un juego de troncos que creaban una estampa única. Algunas estaban decoradas y muchas tenían una ventana que daba directamente sobre las aguas de las calles de Ganvié, donde, a diferencia de muchas viviendas de nuestra casa, no había ni vallas ni alarmas… De hecho, la luz era un bien inalcanzable para mucha de aquella gente que solo contaban con la ayuda de diferentes placas solares para cargar sus teléfonos y electrodomésticos.

Después de aquel paseo, volvimos al alojamiento y de allí ya no salimos. Volvimos a sentarse en nuestra «ventana del mundo» para ver cómo se apagaba el día en Ganvié, y luego cenamos y fuimos a dormir temprano ya que al día siguiente nos esperaba una actividad muy especial: la visita al mercado matinal de Ganvié, una de las experiencias más bonitas de nuestra ruta por Benín.

DIA 2: Hoy el día empezaba muy temprano. A las 4 del mañana sonaba el despertador, y en plena oscuridad y con la luz de nuestros teléfonos móviles, salíamos de nuestro alojamiento para subir a una canoa que nos llevaría hasta el mercado matinal, una de las actividades más especiales de este pueblo.

Cada mañana, en Ganvié, diferentes mujeres se sitúan con sus canoas junto a la avenida principal y desde allí, van llamando y cantando para vender sus víveres y su comida a toda la gente que sale del pueblo. Aún en plena oscuridad, las luces de queroseno van marcando un camino sobre el agua y nosotros, allí, como figurantes, nos sentíamos los espectadores más afortunados del mundo.

Empezaban a llegar las primeras canoas que paraban junto a las vendedoras para hacer las primeras transacciones. Billetes y bolsas de comida eran intercambiadas en un entorno único. Los cantos de las mujeres parecían que anunciaban la llegada de los primeros momentos de luz natural sobre el pueblo flotante. Después, cada vez más canoas llenas de gente que iba por Cotonou pasaba por delante tuyo, mientras nosotros, arrinconados, seguíamos contemplando la belleza de este mercado.

Los colores vivos de sus vestidos, sus voces, el olor de su comida y las maderas de las canoas en la penumbra creaban un paisaje bucólico del que te sentías un gran privilegiado para formar parte. Allí, con nuestras cámaras y nuestros ojos, escondidos y arrinconados también por el frío de buen mañana, pudimos ser testigos del mercado más especial de Ganvié.

Allí, en el mercado, pasamos un par de horas que por nosotros pasaron volando. Las mujeres comenzaron a desfilar hacia su casa después de una jornada que, para ellas, ya hacía tiempo que había comenzado. Los primeros turistas empezaban a llegar, y nosotros volvimos al alojamiento para desayunar después de disfrutar de uno de los momentos más bonitos durante nuestro viaje a Benín. Una experiencia única e imbrable.

Después de desayunar, tocaba cargar todo el equipaje y despedirse del pueblo flotante, de la Venecia Africana (o de la Ganvié africana). Nos esperaba un trayecto de dos horas por el lago Nokoué, que teníamos que cruzar de oeste a este, con el fin de llegar a las proximidades de Porto Novo y Aguegue, nuestro siguiente destino. Por el camino, pudimos seguir observando como aquel lago que había servido de refugio de muchos poblados durante los conflictos tribales del pasado todavía era refugio de mucha gente que hacía vida, trabajando en sus aguas, viviendo en sus casas flotantes o viajando hacia Cotonou, la tierra firme más grande de Benín. Un lago que no ha perdido todavía su esencia y un pueblo único donde pudimos dormir sobre sus aguas…

Categories: BENIN
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