BENIN: Cotonou, la ciudad de los Zem

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diciembre 8, 2023

Cotonou es la ciudad más grande y más importante de Benín. Es donde encontramos el aeropuerto internacional, nuestro primer punto de llegada a la ciudad que seguro que te sorprenderá. A pesar de ser la ciudad más poblada no es la capital oficial de Benín. Esta es Porto Novo. Cotonou, que significa en lenguaje fon “la desembocadura del río de la muerte” por unas inundaciones muy grandes que hubo, fue un pueblo de pescadores durante el reino de Dahomey que los franceses, una vez colonizaron el país, convirtieron en una urbe comercial.

Una de las primeras sorpresas a la hora de llegar por aire a Cotonou es que el aeropuerto se encuentra en medio de la ciudad. Acostumbrados a tener aeropuertos en las afueras de las grandes urbes, en Cotonou es diferente. El aeropuerto está muy cerca del barrio de los Cocotiers, uno de los barrios más modernos de la ciudad donde encontramos las principales embajadas.

La segunda sorpresa que te encontrarás será los diferentes mercados que hay en Cotonou, como por ejemplo el de Dantokpa, situado junto a la orilla del lago Nokoué y considerado uno de los mercados más grandes de África Occidental. Perderse por este mercado es una actividad obligada que no te puedes perder.

Otro mercado que es menos conocido pero muy interesante de visitar es el mercado del pescado de Wlacodji, un lugar donde podrás ver cómo fuman el pescado para luego venderlo. A pesar de la cantidad de humo, es muy interesante cómo trabajan con el pescado, uno de los recursos principales de muchas familias en Benín.

La tercera sorpresa que te encontrarás es a nivel artístico. En Cotonou, hay algunas calles donde las paredes están llenas de grafitis que simbolizan diferentes elementos de la cultura africana moderna. Además, es muy interesante ver el diseño de diferentes trajes y camisas que lleva la gente local. En la ciudad, podrás hacer varias compras de esculturas de madera talladas en el mercado, así como también en el Centro de Artesanía de la ciudad.

La cuarta sorpresa que te encontrarás es la vida local que hay durante el fin de semana en las playas de la ciudad, sobre todo en la playa de Fidjirosse donde podrás caminar por la arena y ver las olas del golfo de Guinea con diferentes barcas de pescadores.

Y, finalmente, la última sorpresa que te encontrarás es la cantidad de motos que hay en esta ciudad, donde podrás subir a un Zem, que son las moto-taxis que tocan el cláxon todo el rato. Cotonou es una ciudad poblada, con un tráfico caótico pero que a la vez te ofrece muchas actividades a hacer como visitar el pueblo flotante de Ganvié (puedes leer nuestra experiencia aquí), visitar la historia de los esclavos y del vudú en Ouidah (puedes leer más en este artículo), visitar la capital de Porto Novo y su influencia afrobrasilera (clica aquí para saber más) o desconectar en las playas de Grand Popo, a unas 2-3 horas de Cotonou (si quieres ver nuestra experiencia en Grand Popo, clica aquí).

En resumen, Cotonou es tu punto de llegada a Benín que seguro que te sorprenderá y que te recomendamos que no te saltes durante tu visita por Benín, un país lleno de tradiciones, cultura, grupos tribales y mercados.

¿Cómo llegar?

Cotonou es el punto de llegada de los viajeros que lleguen en avión, porque allí se encuentra situado el aeropuerto internacional. Una de las ventajas de este aeropuerto es que se encuentra en el centro de la ciudad, y por lo tanto, podrás coger un taxi y en pocos minutos está en tu alojamiento.

Desde Cotonou, también salen diferentes taxis y autobuses que recorren buena parte del país. Cada parada de taxi está situada en un lugar estratégico para llevarte a un lugar o a otro. Por ejemplo, si quieres ir a Ouidah o Grand Popo (oeste), el punto a donde salen todos los taxis es lado de la plaza del Etoile Rouge. Si quieres ir a Porto Novo (este), el punto de salida y llegada es el mercado de Dantokpa.

Para los autobuses de larga distancia que te pueden llevar a Abomey, Natitingou o Djougou, existen diferentes compañías. Nosotros utilizamos los autobuses de la empresa ATT. Compramos los tickets con antelación en las oficinas que tienen en la plaza del Etoile Rouge y día que salía el autobús, nos presentamos una hora antes allí (el punto de salida es diferente al lugar donde compras los tickets).

Finalmente, para moverte por Cotonou te aconsejamos que lo hagas a pie o con Zem. Si lo haces a pie, ten en cuenta que hace mucho calor a ciertas horas del día porque hay mucha humedad. Con zem, los precios no son muy caros y viajarás como hacen muchos benineses mientras disfrutas del trayecto. Cuenta que pagarás entre unos 200 y 400 CFA por trayecto, aunque dependerá de la distancia y de tus capacidades de negociación que tengas con los conductores.

¿Qué hacer en Cotonou?

En la ciudad más poblada e importante del país podemos realizar las siguientes actividades:

– Visitar el mercado de Dantokpa, uno de los más importantes de África Occidental

Los mercados son un rasgo característico del continente africano. La explosión de colores, la muchedumbre de personas, las paradas improvisadas, gente cargando arriba y abajo, y ese desorden general que te hace sentir como una pequeña hormiga en medio de un gran nido son algunas de las sensaciones que no te puedes perder durante un viaje a África. Esta sensación aún se hace más fuerte cuando visitas Dantokpa, uno de los mercados más grandes de África Occidental.

El nombre de Dantokpa proviene del fon. Dantokpa quiere decir laguna y Dan representa una de las deesas del vudú representada por una serpiente con los colores del arco de San Martín. Este mercado está situado junto a un canal artifical que une el lago Nokoue con el Océano Atlántico.

Para llegar, un buen lugar para empezar a descubrir el mercado está debajo del puente de Martin Luther King, conocido también como el Nouveau Pont, y desde donde podrás avanzar a pie en dirección contraria al canal para adentrarte en este bullicioso mercado. Piensa que el domingo el mercado está cerrado, así pues organizate para ir otro día.

Dicen que el mercado de Dantokpa es uno de los mercados más grandes de África, con una extensión de unas 20 hectáreas, donde podrás encontrar de todo: paradas de ropa, de alimentación, artesanías, maderas, productos electrónicos e, incluso, un mercado donde verás diferentes elementos relacionados con el fetiche del vudú, como animos disecados. El mercado se divide en diferentes secciones, cada una de ellas especializada en un producto concreto. Por ejemplo, en el mercado de la alimentación podrás encontrar muchas mujeres vendedoras que cada día cargan su género (tomates, cebollos, carne, pescado…) para venderlo en el mercado. En el mercado de la ropa, podrás encontrar vestidos y telas de colores con diseños muy africanos. Y en el mercado de artesanías, podrás encontrar incluso algún recuerdo para llevarte hacia casa… En definitiva, todo lo que no se venda en Dantokpa no se vende en ningún sitio más.

Visitar este mercado es una experiencia que no te puedes perder para adentrarte en el caos de la ciudad. Como siempre que vas a lugares con mucha gente, te recomendamos que vigiles tus pertenencias y que no saques la cámara para no tener problemas con la gente local. Haz algunas fotos con el móvil si quieres, pero luego guardalo y camina sin rumbo por el mercado mientras sientes los gritos de los vendedores, el regateo de los compradores, los silbidos de la gente que van arriba y abajo con carros llenos y que te avisan para que te apartes, y los diferentes olores y colores que encontrarás en uno de los mercados más completos de África.

– Coger una moto Zem para ir a los diferentes puntos de la ciudad

El Zem es el principal medio de transporte para moverte por Cotonou. Identificarás a sus conductores porque todos llevan el mismo polo, y cuando camines sentirás que irán tocando el cláxon para ver si quieres que te lleven a algún lugar.

Una de las sorpresas que tuvimos al llegar a Cotonou fue ver la cantidad de motos que circulaban por la ciudad. Es una locura ver cómo dentro del caos, todas circulan sin causar accidentes. Cuando subas y te detengas a un semáforo o antes de entrar a una rotonda, entenderás perfectamente este caos que estamos hablando.

Piensa en ser muy claro con la dirección a dónde quieres ir y asegurarte de que el taxista sabe a dónde va. También es importante dejar claro el precio antes de subir. Te tocará regatear, pero te recomendamos que lo hagas… ¡es divertido! A partir de este último año, han puesto una normativa donde solo puede subir una persona por moto. De todas maneras, nosotros muchas veces subíamos los dos a una sola moto, ya que el motorista ya conocía los puntos donde estaba la policía haciendo controles.

Viajar con zem por Cotonou es, sin duda, una de las experiencias que no te puedes perder cuando estés en esta ciudad. Y, piensa, que incluso podrás ir al aeropuerto con zem para decir, con la brisa del aire y el sonido de las calles, adiós en este país tan bonito que es Benín.

– Pasear por la playa de Fidjrosse 

Cotonou es una ciudad marítima que da al golfo de Guinea, en el océano Atlántico. Las playas de esta ciudad seguramente no son tan bonitas como las del Grand Popo (si quieres leer nuestra experiencia, clica aquí), pero si pasas un fin de semana seguro que encontrarás mucho ambiente. Podrás acceder con Zem desde el centro de la ciudad.

La playa más conocida es la de Fidjrosse, donde encontrarás diferentes restaurantes con música donde la gente local va a pasar el fin de semana. Podrás caminar por su playa mientras ves familias jugando y algunos pescadores que pintan o arreglan sus barcas. Además, las palmeras dan una visión tropical muy interesante.

Cotonou tiene varios kilómetros de playa donde podrás disfrutar de una caminata tranquila junto a sus aguas. No recomiendan mucho bañarse por las fuertes corrientes marinas que hay, pero sí es un lugar ideal para escaparte del caos de la ciudad.

– Conocer la historia del país, visitando la estatua de la Amazona, la basílica de Notre Dame de l’Immaculée Conception o la plaza del Etoile Rouge

Cotonou era un pequeño puerto de pescadores que pertenecía al reino de Dahomey. Este reino fue uno de los más poderosos de la zona desde 1625 a 1900 aproximadamente, cuando fue derrotado por los franceses. Estos convirtieron Cotonou en un punto comercial de la zona y el pequeño pueblo de pescadores se convirtió en poco tiempo e la ciudad que conocemos hoy en día.

Del reino de Dahomey, destacó un ejército de mujeres muy guerreras y fieles al rey que se conocían como las Amazonas de Dahomey. Su historia es muy interesante. Si la queréis conocer podéis leer este artículo de National Geographic. En el centro de Cotonou, encontrarás una estatua de 30 metros de la Amazona como símbolo de la identidad nacional y parte clave de la historia de este país.

Otro de los puntos históricos de la ciudad es la basílica de Notre Dame de l’Immaculée Conception, la catedral de Cotonou. Esta iglesia se empezó a construir en 1949 y fue inaugurada en 1955. Dispone de una torre central de más de 50 metros, convirtiéndola en la iglesia más alta de Benín. En el interior, encontrarás una importante colección de arte sacra y una decoración muy al detalle en las diferentes estancias de la catedral.

Finalmente, si vas a Cotonou con Zem, la moto-taxi, es muy probable que cruces una plaza conocida con el nombre de Etoile Rouge. Es una de las plazas más grandes del país donde en el centro, aparte de encontrar taxis, encontrarás un monumento en forma de estrella. Esta escultura gigante fue un regalo de Rusia hecho en 1975 para celebrar que Benín adoptó la ideología marxista y leninista del país soviético. Como veis, Cotonou tiene una parte histórica muy diversa representada por diferentes elementos arquitectónicos.

– Visitar el pequeño mercado de pescadores de Wlacodji

En las afueras de Cotonou, en el barrio de Wlacodji que está situado junto al mar, podrás encontrar un mercado que no es tan conocido como el de Dantokpa pero que es muy especial. Se trata de un mercado pequeño donde el humo está muy presente. Allí, las mujeres fuman el pescado que pescan los hombres para que se conserve mejor y poder venderlo durante más días.

Ver cómo trabajan con la leña, en un ambiente ennegrecido por el humo y cómo las mujeres fuman el pescado es una experiencia que no te puedes perder durante tu visita a Cotonou. Piensa que te encuentras en un mercado local, por lo tanto, ten cuidado a la hora de sacar la cámara. En general, a los mercados africanos no les gusta ver cámaras fotográficas porque se sienten muy intimidados, así que te recomendamos que pidas permiso si quieres hacer una foto y respetes la decisión e intimidad de cada persona. Los mercados no son un circo, sino son un lugar esencial para muchas familias africanas.

– Conocer el mundo artístico de la ciudad, como los muros de grafitis, el centro artesanal o la fundación Zinsou

Cotonou destaca cada vez más por su Street Art. Hay una calle que está situada cerca de la catedral de Cotonou y del puerto comercial donde encontrarás todo un mural decorado con grafitis y diferentes elementos culturales que simbolizan el paso de la tradición a la modernidad. Además, en el barrio de Los Cocotiers también podrás encontrar otras zonas de Street Art.

Cotonou también es conocida por su artesanía, sobre todo elementos de madera tallada que podrás encontrar en el Centro Artesanal, un lugar donde los turistas van a comprar diferentes recuerdos para llevarse a casa. No es obligatorio ir aquí para comprar arte de Benín. De hecho, nosotros no fuimos pero sí es un lugar que recomiendan si quieres comprar algún souvenir.

Finalmente, en Cotonou también encontramos la fundación Zinsou que destaca por ser un espacio donde podrás ver arte contemporáneo de artistas locales que intentan transmitir África a través de sus pinturas. Si quieres más información de este sitio, puedes clicar aquí.

– Pasear por el barrio de los Cocotiers

Este barrio es uno de los barrios más acomodados de la ciudad, donde se encuentran las principales embajadas, escuelas privadas y muchos de los alojamientos de Benín. Allí, encontrarás casas de alt-standing con seguridad privada y diferentes restaurantes y cafés para ir a tomar algo. Es uno de los barrios más tranquilos en cuanto a cantidad de personas, por lo que podrás pasear con mucha calma. Se llama el barrio de los Cocotiers porque algunas de las calles están llenas de cocoteros.

– Visitar el pueblo flotante de Ganvié

Una de las actividades que mucha gente incluye durante su estancia en Cotonou es la visita a la conocida como Venecia de África: el pueblo flotante de Ganvié. Muchos turistas hacen una visita en barca de un día ida y vuelta, pero nosotros te recomendamos que te quedes a dormir en Ganvié. Aunque no hay una oferta hotelera muy amplia y el alojamiento que hay es muy sencillo, pensamos que es imprescindible que te quedes a dormir allí para descubrir la Ganvié sin turistas, que realmente es muy bonita, con su mercado antes de que salga el sol y la gente que vuelve a casa después de un largo día de trabajo. Para nosotros, fue una gran experiencia que explicamos en un artículo aparte para conocer cómo llegar y qué hacer. En este enlace, podrás leer un artículo más completo sobre este pueblo flotante.

¿Dónde dormir en Cotonou?

Cotonou tiene una amplia oferta de alojamientos, muchos de los cuales se encuentran en el tranquilo barrio de Cocotiers. Nosotros utilizamos un alojamiento como campamento base que destacamos porque nos sentimos muy bien atendidos. Por eso, esta para nosotros es la mejor opción para estar durante tu visita a Cotonou:

Guesthouse Haie Vive: Nuestro campo base durante nuestra estancia en Cotonou. Es un alojamiento tranquilo con habitaciones dobles y también dormitorios compartidos donde podrás cocinar y que dispone de nevera y una pequeña sala donde relajarte mientras hablas con los trabajadores. Dispone también de aparcamiento para aquellos que vengan en coche. Está situado en una punta del barrio de los Cocotiers y desde allí, podrás acceder a diferentes restaurantes (no os perdáis el libanés que está en la misma calle) y coger muy fácilmente cualquier zem que te lleve a los diferentes puntos de la ciudad. Gran relación calidad-precio y con un trato humano excelente. Para más información, podéis clicar aquí.

Nuestra ruta

DIA 1: Después de 10 meses por el continente africano y de haber dejado nuestro coche en Ciudad del Cabo, afrontábamos una nueva etapa de nuestro año sabático en África. En este caso, con mochilas en la espalda y pisando por primera vez el Golfo de Guinea. Nuestro primer destino era Benín, un lugar donde nos esperarían muchas sorpresas, y además la visita de la Xoli, una crack que cuando tiene tiempo no para de viajar y que nos hacía ilusión que viniera por primera vez a África con nosotros.

Llegamos a Benín después de dormir en Addis Abeba, donde hicimos escala y al ser de larga duración nos regalaron una noche en un hotel de la ciudad. La llegada a Cotonou, la capital de Benín, fue todo un aterrizaje en un mundo que todavía no habíamos vivido: el de las motocicletas. Habitualmente, los aeropuertos internacionales se suelen localizar en las afueras de la ciudad, pero el caso de Benín era totalmente diferente: su aeropuerto estaba situado en medio de Cotonou. Así que al salir de allí, fuimos caminando hasta la calle donde pasaban muchas motos y cogimos nuestro primer Zem, el taxi por excelencia de Benín. Enfilados como paquete de un motorista y cargados con dos mochilas, recorríamos las primeras calles de aquella ciudad donde se palpaban varias diferencias de África de donde veníamos. Nuestro destino era el Guesthouse Haie Vive, donde nos instalaríamos aquellos primeros días para seguir disfrutando de nuestra aventura africana.

El Haie Vive sería nuestro campo base donde guardaríamos diferente equipaje que no utilizáramos, las insulinas de Esteve estarían bien guardadas en la nevera y nosotros podríamos viajar por el país en un primer recorrido a donde nos acompañaría la Xoli. Después, volveríamos al Haie Vive para coger las cosas y seguir el viaje con transporte público hacia el norte del país para cruzar a Togo por la zona del País Betammaribe, una zona más rural y muy diferente a la ciudad de Cotonou.

Aprovechamos ese primer día en Benín para hacer varias gestiones como comprar una tarjeta SIM y cargarla de datos móviles, sacar dinero al banco, hacer una compra en el supermercado, Esteve se fue a afeitarse con un peluquero mientras Laia planificaba un poco los siguientes días. Estábamos en un barrio donde había diferentes embajadas cerca, y una de las cosas que nos sorprendió fue encontrar restaurantes y supermercados libaneses. Era una nacionalidad que todavía no habíamos encontrado mucho en África, y poder practicar el árabe después de tanto tiempo sin utilizarlo nos gustó.

Fuimos a dormir cansados después de un viaje largo y de todos los preparativos que se realizan en un lugar nuevo que no conoces. Pero, cada vez, le íbamos cogiendo más gusto a eso de ir en moto, ver mucha gente en la calle, sentir como caía la lluvia… Sí, cansados, pero también con la ilusión de seguir descubriendo este continente que tanto nos tiene atrapados, como si fuéramos un niño que se va a dormir durante la noche de Reyes… En Benín, nosotros descubriríamos diferentes grupos tribales, entierros de reyes, pueblos flotantes, mercados y unas tradiciones culturales que giran en torno al vudú muy interesantes.

DIA 2: Aquella mañana nos llegaba el olor del pan de la panadería de enfrente… Una panadería casi industrial, a donde fuimos a buscar el pan del día. Se notaba que Benín fue colonia francesa, porque en el mostrador había croissants y barras de pan. Nosotros cambiamos los pan de molde del desayuno de las colonias inglesas de los meses anteriores, por la baguette francesa. Y, con este cambio, salimos ganando… Mucho mejor desayunar una baguette con queso, que no pan bimbo!

En la terraza del alojamiento conocimos a La Laurine, una chica joven francesa, que decidió venir a Benín y a África por primera vez, después de acabar sus estudios. Y, llevaba, ya unas semanas y le estaba encantando el ambiente africano y esta experiencia. Tenía una buena mentora, la Michelle, una mujer mayor francesa que vivía en Natitingou, en el norte del país, y que tenía un hijo viviendo en Natitingou y que prefería pasar los años de su jubilación en Benín, y no en Francia. Ella invitó a La Laurine a su casa, a Nati y allí, la joven francesa encontró un ambiente local y rural que la cautivó. Una mujer mayor occidental pasando la jubilación en África, una chica joven francesa que se enamora de África… Este continente tiene varias caras, y una de ellas es una cara positiva que nos transmitían con mucho entusiasmo estas dos mujeres de Francia.

Ellas, por la mañana, irían a visitar el mercado de Dantokpa, uno de los mercados más grandes del Oeste de África; así que decidimos acompañarlas y con una Zem por cada uno fuimos en moto hasta el lado de un gran río donde se concentraban miles de paradas y personas que trabajaban en este mercado.

Eso de decir el mercado más grande o la cascada más grande a veces es muy difícil de justificar. ¿Cómo sabes que es el mercado más grande de África? ¿Has contado todas las paradas que hay, incluidas las ambulantes? ¿Cómo lo podemos confirmar? ¿Lo dicen para ser más importantes y atraer a más gente? Para nosotros, Dantokpa era un mercado muy grande, no sabemos si el más grande de verdad, pero lo que sí hemos visto en África es que los mercados son el punto de encuentro donde pasan muchos eventos durante el día a día… A donde la gente va a vender y a comprar, negocia, ríe, repara, descansa, charla y vive. 

Habíamos quedado bajo el puente de la carretera principal que atraviesa el río, ya que con 4 zems era muy difícil ir juntos. Finalmente, allí nos encontramos y empezamos a adentrarnos en el mercado. Primero de todo, había muchas tiendas de telas africanas, de electrodomésticos, de ropa y basares donde podías encontrar de todo. Después, una vez te adentrabas en algunos de los estrechos pasillos de este mercado que está al aire libre, llegabas a un punto donde encontrabas el mercado de las verduras y la fruta: tomates, patatas, mangos… Muchas vendedoras estaban sentadas en el suelo, y delante de él, sobre una gran manta tenían sus productos. Si no nos falla la memoria, todas eran mujeres que también llevaban a los hijos al mercado a vender… Las mujeres en África son todo un ejemplo de trabajo, esfuerzo, tenacidad, esperanza y futuro.

Llegamos, entonces, a la zona de la carne donde los olores se mezclan y a donde empezamos a ver los primeros animales de calle, y luego nos separamos de la Laurine y la Michelle, que querían buscar algunos productos de orfebrería (conjunto de platos, cubiertos…) por la casa de Natitingou, y decidimos recorrer el mercado sin rumbo.

Orientarte en un mercado de estas características es muy difícil. Hay muchas paradas ambulantes y la muchedumbre de gente a veces te hace coger un pasillo u otro… Es muy fácil perderte por allí. Y, también, es muy divertido… A nosotros, nos costó llegar de nuevo a alguna calle donde circulasen vehículos, pero después de un rato, conseguimos el objetivo y cogimos un Zem para los dos para volver hacia casa. Habíamos comprado tomates y podríamos ir al alojamiento a cocinar una buena comida con producto fresco.

Coger un Zem es toda una experiencia… Los chicos (en este caso, a diferencia de las vendedoras, todo son hombres) van vestidos con una camiseta verde que los identifica como taxistas. No paran de pitar para ver si hay alguien que levanta la mano y sé el primero en llegar para llevarse a esa persona y aumentar la clientela de ese día. Con nosotros, también lo hacían… Como no hay un precio regulado, está claro que teníamos que regatear cada vez. Y así lo hicimos aquella vez varios golpes, hasta que conseguimos que una moto nos llevase a los dos y así nos salía más baratos. Le dijimos la dirección y, después de dudar unos segundos, dijo que sí. Insistimos, ya que sabemos que en África por sistema todo el mundo dice que sí, pero aquel conductor parecía convencido de saber nuestro destino final.

Avanzamos entre motos, coches y personas. Coger una rotonda de algunas de las plazas más importantes de Cotonou era como estar en una gran ciudad en hora punta… Los conductores, en general, tenían mucha experiencia en no tener accidentes, y nosotros enfilamos la última avenida antes de girar e ir a parar el Haie Vive. Llevábamos solo dos días pero ya nos empezábamos a conocer el terreno. De repente, la moto hizo que no con la cabeza y dijo que íbamos demasiado lejos y que tendría que cobrar más… Ya vimos que con aquel conductor tendríamos algún problema… Insistimos y como no hacía caso, decidimos poner pie en el suelo para frenar. El conductor empezó a renegar, el típico teatro que se hace cuando tienes un blanco por delante para sacarle un poco de dinero de lo que has dicho, pero a nosotros no nos engañaría así que, como estábamos relativamente cerca, decidimos pagar lo que habíamos dicho y marcharnos. La táctica de este motorista con nosotros no le funcionó.

Después de comer un plato de pasta con verduras, por la tarde nos dedicaríamos a lavar la ropa, tender la ropa, hacer un poco de blog y buscar información para ir visualizando en nuestro imaginario una posible ruta durante esas siguientes semanas.

DIA 3: En Cotonou, aunque solo lleváramos dos días, ya teníamos una rutina muy marcada:  Esteve, por la mañana, se levantaba e iba a buscar el pan en la panadería de enfrente y preparaba el desayuno mientras Laia se iba despertando poco a poco.

Aprovecharíamos que no llovía para descubrir la ciudad de Cotonou. Fuimos a visitar una catedral católica y desde allí fuimos caminando hasta el mercado de nuevo, pasando por una calle llena de grafitis que intentaban simbolizar diferentes elementos de la cultura africana. Después de hacer varias fotos, fuimos a preguntar a la zona norte del mercado, donde había muchas barcas con pasajeros, cuando salía el barco que iba hacia Ganvié. La gente se extrañaba de vernos allí… Habitualmente, los guiris van en un tour privado o unas barcas que salen de un lugar concreto, pero nosotros queríamos viajar como los locales, que aparte de ser más barato seguro que sería más divertido. Nadie nos daba información clara hasta que un hombre, sin camiseta y que salía de una barca, nos dijo que sí, que nos habíamos enterado muy bien de que allí salía un barco hacia Ganvié, pero que no había una hora concreta. Todo dependía del movimiento que hubiera en el mercado, y lo mejor que podíamos hacer era ir hacia la mañana y esperarnos a que el capitán decidiera dar a la salida. Nos pareció un consejo muy práctico. Al menos sabíamos a dónde saldría el barco local hacia Ganvié. Volvimos hacia el alojamiento para ir a comer a un libanés donde comimos muy bien. La tarde la aprovecharíamos para ir a ver la playa y hacer un paseo por la arena.

Creemos que en Cotonou es imposible encontrar un lugar tranquilo. Cuando digamos tranquilo, nos referimos a un lugar sin mucha muchedumbre de personas. Las playas de Benín se llenan de pescadores que estiran la barca para sacarla del agua, otros que están pintando o arreglando sus naves, parejas que hacen el romántico junto al agua como hacían también Laia y Esteve, gente que come bajo las palmeras, niños corriendo y mucho ambiente. Pero lo que no encontrábamos eran bañistas… Y es que en aquellas aguas se tenía que ir muy en cuenta con la corriente y la fuerza del agua, ya que te podía arrastrar mar adentro.

Después de aquel paseo tranquilo y relajado, volvimos al alojamiento para ponernos guapos e ir a un restaurante de comida tradicional de Cotonou. La Michelle, la mujer francesa que vivía en Natitingou, conocía un lugar, y como ellas ya marchaban al día siguiente, decidimos cenar juntos. Fuimos a Chez Mamma Benin, un lugar donde pudimos probar diferentes platos de la gastronomía local beninesa que eran espectaculares. 

Después de despedirnos de la Laurine y la Michelle, fuimos a dormir. Al día siguiente recibimos la cuarta visita del viaje, después de que en los 10 meses anteriores hubieran venido a ver a la familia de la Laia y Joan y Berta a Sudáfrica; y la hermana del Esteve en Malawi. Nos hacía mucha ilusión recibir visitas, y aún más si la persona que venía era la Xoli.

DIA 4: Buen día, ¿sabéis qué vamos a hacer durante nuestro tercer mañana en Cotonou? ¡Pues, exacto! Esteve se levantó y fue de nuevo a buscar pan del día a la panadería de enfrente, mientras Laia se iba despertando lentamente. Hoy tocaba poner orden en nuestro equipaje, plegar la ropa y decidir qué dejaríamos en el Haie Vive y que nos llevaríamos con nosotros durante los días que viajaríamos con la Xoli.

La Xoli llegaba por la tarde, y lo que haríamos sería una ruta de unos 6 días por libre por diferentes lugares del sur de Benín; y, después, una ruta de unos 4 días por el centro del país con Euloge, de Loana Travel, con el fin de descubrir diferentes grupos tribales del país, su cultura y sus tradiciones. Finalmente, haríamos unos días más en la zona de Grand Popo y volveríamos a Cotonou para despedirnos y seguir con nuestro viaje a Benín.

Aprovechamos, también, que estábamos en Cotonou para presentar toda la documentación para conseguir la visa de Ghana, uno de los países que visitaríamos y que no daban visa a la llegada de la frontera. Preparados con un montón de documentación (en África la burocracia en los temas públicos es bastante cariñosa) como reservas de alojamiento, vuelos de salida, certificados, fotos, fotocopias, etc… pudimos dejar toda la información, y nos avisaron que nos dirían algo para ir a buscar la visa y poder tener el permiso para visitar un nuevo país.

Almorzamos en un restaurante cool del barrio de nuestro alojamiento, que era el barrio de las embajadas. Se notaba que era un lugar más acomodado, con aceras en el arcén, casas con hilos eléctricos y poca circulación de vehículos… Además, había bastantes árboles plantados, por lo que también se le conoce como el barrio de los Cocotiers.

Por la tarde, fuimos al aeropuerto con Zem y estuvimos esperando que llegara la Xoli. ¿Os habéis fijado nunca cuando viajáis en avión que en el aeropuerto de llegada siempre hay gente que espera con una sonrisa que salga algún conocido suyo al que está esperando detrás de la puerta del aeropuerto? Pues nosotros, éramos uno de ellos. Después de esperarnos un buen rato, llegó la Xoli que llevaba muchas horas sin dormir, porque había empalmado la salida del trabajo con el avión.

Fuimos al alojamiento, y allí preparamos la cena y estuvimos charlando explicando todas las novedades, aventuras y cómo estaba todo, tanto en nuestro viaje como también en Cataluña. No fuimos a dormir demasiado tarde, y prometimos a la Xoli que al día siguiente la dejaríamos dormir un poco para que pudiera recuperar las horas de sueño.

DIA 5: Aquella mañana, Esteve hizo el ritual de siempre pero esta vez decidió comprar dos barras de pan. La Laia, aprovechando que habíamos dicho que mañana dormiríamos un poco más, continuaba soñando; hasta que al cabo de unas horas, fuimos a ver si la Xoli ya estaba despierta. Sentíamos la ducha, así que buena señal… Tocaba hacer el desayuno y empezar un nuevo día en Haie Vive, lugar que ya nos sentíamos como si fuera nuestra casa.

Después de desayunar, charlamos sobre la planificación de aquellos días y cogimos unas Zem para ir hasta el mercado de Dantokpa. Allí, con la Xoli, caminamos por las diferentes secciones del mercado, donde cada día se desplazaban miles de personas formando un vaivén muy africano. Esta instantánea de los mercados de África son muy diferentes en los mercados de los otros lugares del mundo… principalmente, por el color. Los mercados de África son de color, con trajes alegres y mucha vida.

Regresamos hacia Haie Vive para comer, de nuevo, al libanés; y por la tarde, preparamos el equipaje para comenzar una ruta de 10 días por el sur y el centro de Benín, uno de los países que más nos gustó durante nuestro año sabático por África.

Categories: BENIN
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