Benín es un país que destaca por la presencia de diferentes grupos tribales. Durante su historia, seguramente lo que más destacó fue el reino de Dahomey (formado en el actual Abomey y donde encontramos los diferentes palacios reales. Si queréis saber más, podéis clicar aquí) que era considerado uno de los grupos más guerreros y, por lo tanto, más temidos por el resto de grupos étnicos de la zona.

La fortaleza del reino de Dahomey, que muchas veces durante sus expansiones capturaban a los enemigos y los vendían a colonizadores europeos como esclavos, hizo que muchos grupos se escondieran entre las montañas o en lugar inaccesibles. Por ejemplo, el pueblo Tofinu se refugió en las aguas del lago Nokoué, pueblo que hoy se conoce con el nombre de Ganvié (si queréis saber más, podéis clicar aquí); o el pueblo Taneka se refugió arriba de las montañas del centro de Benín para no ser capturados por el reino de Dahomey (si queréis saber más, podéis clicar aquí); o el pueblo Betammaribe (también conocido como el Pays Somba) que destaca por sus casas construidas en forma de fortificaciones (si queréis saber más, podéis clicar aquí).

Así, pues, si viajas a Benín podrás descubrir una riqueza étnica y cultural muy interesante, con diferentes grupos étnicos que aún perduran hasta el día de hoy. Aparte de los grupos que ya hemos llamado, también puedes encontrar otras tribus como los Holi o los Fulani, dos grupos tribales que se suelen situar entre la zona de Porto Novo-Cové-Dassa y que nosotros visitamos en un día gracias al conocimiento del Euloge, el fundador de la agencia de viajes Loana Travel y que nos acompañó unos días durante nuestro recorrido por el sur y centro del país.

A continuación, os explicaremos cómo fue el encuentro con estos dos grupos y os explicaremos más características que hacen que tu viaje a Benín se convierta en un viaje cultural, donde aparte de descubrir el significado del vudú u observar la belleza de Grand Popo (si quieres saber más puedes clicar aquí),  podrás conocer una variedad de grupos étnicos muy diferentes entre sí.

La etnia Holi

La etnia Holi es un grupo tribal que habita alrededor de la zona de Cové, en el centro de Benín. Eran originarios de Nigeria, donde había otro grupo muy guerrero conocido como los Yoruba. De hecho, los Yoruba los hicieron fuera de Nigeria y se refugiaron en el centro de Benín. Se encontraban justo en medio de un conflicto de una dimensión mayor: la guerra entre los reinos de Dahomey y el reino Yoruba. Estos últimos pidieron a los Holi que volvieran (una vez los hicieron fuera) con ellos para tener una mayor estrategia y más recursos en el conflicto con los Dahomey; pero los Holi se negaron y permanecieron en la zona que actualmente habitan.

Una de las características más impresionantes de este grupo son sus escarificaciones corporales. Por ejemplo, tanto hombres como mujeres, llevan escarificaciones en la cara como símbolo de identidad y también símbolo de belleza. Además, las mujeres también se hacían escarificaciones y tatuajes en la barriga para mostrar con orgullo que son portadoras de nueva vida cuando están embarazadas. Estos signos de identidad los salvaron de un futuro aún más trágico: el comercio de los esclavos. Los europeos pedían a los diferentes grupos locales que buscaran personas sin escarificaciones, porque eran considerados impuras, así que la tribu Holi se escapó de estas capturas por su signo esencial: las escarificaciones.

El primer día que salíamos con el Euloge de Cotonou, fuimos a la carretera principal entre Porto-Novo y Cové; y en un cruce, giramos y nos adentramos en una zona agrícola. Al cabo de unos minutos, detuvimos el coche en un campo de tierra donde nos recibieron una gran cantidad de niños Holi que estaban allí. Con ellos cogidos de la mano, curiosos por nuestra piel, nuestro cabello y nuestros pelos, caminamos durante un rato hasta llegar a un pueblo de cabañas de bambú. Estábamos en un pueblo del grupo étnico Holi.

Allí, conocimos a una mujer mayor que nos mostró sus tatuajes en la barriga y pudimos observar diferentes escarificaciones, señal de identidad de este grupo étnico. Hoy en día, sin embargo, la gente joven Holi lleva muchas menos escarificaciones ya que lo encuentran vergonzoso de cara al mundo externo. Debido a estos cortes en todo su cuerpo, el grupo Holi ha sido señalado como un grupo totalmente rural, poco formada y se han convertido en la risa de muchos otros grupos tribales. Actualmente, en las escuelas de los alrededores donde se encontraban se mezclan diferentes grupos étnicos y los jóvenes cada vez están menos interesados en mantener esta tradición ancestral característico de este grupo.

La población Holi es una población principalmente agrícola. Se dice que anteriormente eran caníbales. No por necesidad, sino por dar sepultura a sus ancestros. Para ellos, la mejor manera de homenajear a los muertos era comérselos porque de esta manera llevabas un trozo de esa persona dentro de ti.

Después de reunirnos en el centro del poblado donde las personas más ancianas nos invitaron a un chupito de una bebida alcohólica local, Euloge nos dijo que teníamos que marchar porque teníamos que ir a un lugar cercano donde hacían una celebración que era del grupo tradicional Yoruba. Dejamos atrás este poblado Holi impresionados por las marcas del cuerpo que caracterizaba a este grupo y por su insistencia en no dejarnos de la mano. De hecho, cuando Esteve se levantó la camiseta para enseñar sus pectorales peludos, todo el mundo hizo una expresión de asombro ya que no están acostumbrados a tener pelos tan morenos y frondosos en sus cuerpos.

Marchamos y volvimos hacia la carretera. Al cabo de una media hora que pasó volando, en medio de unas casas de un pequeño poblado vimos diferentes vehículos aparcados y mucha gente juntada en una plaza pequeña que tenía un árbol centenario plantado en medio. Dejamos el coche al margen de la carretera y cuando nos acercamos, pudimos ver que seríamos unos espectadores de lujo de una de las danzas más importantes de la cultura tradicional de Benín: las danzas Geledé, declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el año 2001.

La danza Geledé, una de las ceremonias más importantes para los Yoruba

La ceremonia Geledé es una ceremonia celebrada en Benín, Nigeria y Togo por la comunidad Yoruba a través de cantos, música de tambores y danzas con máscaras. Se realiza cuando se acaban las cosechas y también en eventos importantes como nacimientos, algunos funerales y matrimonios o en casos de sequía o epidemias. En nuestro caso, era para celebrar que habían finalizado las cosechas y también para celebrar la ausencia de epidemias.

En una plaza pequeña, bajo un árbol de corteza gruesa pero que tampoco era muy alto, se juntaban unos cuantos músicos que con cuatro tam-tam picaban muy fuerte sus manos para hacer sonar la música. Algunos niños miraban expectantes el inicio de la ceremonia con la aparición del primer personaje que llevaba una máscara conocida como el Ogbagba. Esta persona bailaba al ritmo de la música y representaba al mensajero de los dioses. Después, se iban sucediendo diferentes personajes con una característica común: todos llevaban unas máscaras impresionantes decoradas al detalle y bailaban en medio de la plaza entre los gritos de la gente y la mirada espantada de algunos niños a quienes les hacía miedo la aparición de aquellos seres extraños.

Algunos personajes aparecen con faldas, otros con brazaletes en los tobillos, otros llevaban máscaras de animales… Todo eran representaciones de la sociedad y tradición yoruba, uno de los grupos tribales más importantes de toda África Occidental. Por este motivo, todos los cantos estaban también en su idioma local.

Las máscaras eran de una belleza extraordinaria, hechas a mano y con una delicadeza y puntillismo extremo. Esculpidas por artistas a partir de un trozo de madera cilíndrico y pintados en policromía, la mayor parte de las máscaras tienen características comunes a otras obras artísticas yoruba como los ojos más almendrados o las tres pequeñas escarificaciones sobre los ojos o la frente.

Cada vez, la fiesta iba subiendo de intensidad. Mientras la gente cantaba y hacía vueltas al árbol de la plaza, la gente más mayor del poblado estaba sentada en un banco improvisado a primera línea del espectáculo. Los niños que molestaban o interferían durante toda la celebración eran castigados con coces y golpes por parte de los adultos. El alcohol local también corría entre los participantes, y algunos ya iban bastante pasados.

No paraban de salir personajes, y la música de los tam-tam no dejaba de resonar en aquella pequeña plaza de un pequeño poblado situado en el centro de Benín. Allí, la gente estaba muy contenta por la cosecha y, por este motivo, lo celebraban con esta tradición que era muy popular dentro de la comunidad yoruba. ¡Haber sido partícipes de aquel espectáculo nos hacía muy feliz!

Como éramos los únicos blancos, los niños y adultos se acercaban curiosos a nosotros para charlar un rato, tocarnos la piel y tirarnos juntos algunas fotografías. También nos animaban a bailar con ellos para participar en la fiesta Geledé, mientras teníamos los personajes de las máscaras a nuestro lado que no se paraban de mover para hacer sonar sus brazaletes y continuar con el baile.

Durante aquella tarde del mes de mayo, había un revuelo increíble en aquel pequeño poblado que irradiaba felicidad y locura. Una mezcla intergeneracional (abuelos, jóvenes y niños) compartía aquella fiesta con alegría y la música adornaba todo aquel atrezzo que era increíble de vivir en primera persona. La danza Geledé era una de las danzas más importantes de la comunidad Yoruba y nosotros habíamos tenido la suerte de presenciarlo… Otra vez, gracias Euloge y gracias Benín.

Después de estarnos un rato más en la plaza, compartiendo bebida y risas, dejamos aquel pequeño poblado que todavía continuaba de fiesta y fuimos hasta Cové, a donde llegamos de noche. Allí, pasaríamos la noche ya que mañana nos tocaba visitar uno de los otros grupos étnicos de Benín conocidos como los Fulani.

La etnia Fulani

Los Fulani también conocidos como peuls en francés son uno de los pocos grupos étnicos que quedan en África que aún conservan el estilo de vida nómada. Esta característica ha provocado que haya tenido muchos enfrentamientos con otros grupos tribales por el control de los ganados y también la zona por donde pasan y habitan.

Aquella mañana, nosotros con el coche empezamos a conducir por unos caminos de tierra muy estrechos, con arbustos que cada vez eran más grandes y siguiendo lo que parecían roderas de motocicletas. De repente, paramos en un lugar que quedaba apartado del camino y allí al fondo pudimos observar las cabañas del grupo tribal Fulani.

El pueblo Fulani es un pueblo realmente fascinante que vive sumergido en la naturaleza y apartado del progreso. Se trata de un pueblo que vive principalmente de la ganadería y que se va desplazando en busca de comida por todos sus miembros. Es un pueblo que se encuentra presente en diferentes países africanos y cuyo origen no está muy claro.

Nosotros pudimos observar a las mujeres y las niñas de aquel campamento improvisado fulani porque los hombres habían ido a pastar los rebaños. Las mujeres y las chicas fulani destacaban por su belleza, con un color de piel que no era del todo oscura y unos rasgos faciales muy bonitos. Muchas llevan collares y brazaletes, y algunas incluso se tatúan para destacar su belleza.

Pudimos conversar un rato con ellas a través de signos, juegos y sonrisas; y pudimos ver de cerca sus casas. Todas eran hechas de troncos que, juntados, tenían una forma de iglú; y allí hacían vida durante unos meses aquella comunidad Fulani que encontramos. Al cabo de un rato, volvimos hacia el coche y nos despedimos de uno de los otros grupos étnicos del país para avanzar hacia Abomey, haciendo parada antes en la población de Dassa.

Dassa

Dassa es una ciudad conocida como la ciudad de las 41 colinas que destaca por ser un pueblo rural rodeado de montañas que sirvieron de refugio para la población local para escaparse de la expansión del reino de Dahomey. Hoy en día, todavía puedes encontrar restos de estos refugios donde se realizan diferentes celebraciones y ritos vudús.

De hecho, con el Euloge, subimos caminando hacia una pequeña montaña donde había un refugio desde donde se obtenían unas vistas espectaculares de la llanura del centro de Benín. Allí, había una persona que custodiaba lo que era considerado como un santuario donde se hacían celebraciones vudús con el fin de conectar con los ancestros y las diferentes divinidades.

Dassa sería el punto más al norte que llegaríamos con el Euloge. Después ya bajamos con el coche hacia Abomey (si queréis seguir conociendo nuestra experiencia por esta ciudad, podéis clicar aquí), donde fuimos a parar en el mercado de las almas de Bohicon. Una vez llegados a Abomey, pudimos disfrutar de una final de la Champions League en la plaza del lado del estadio de fútbol, con gritos a favor del Real Madrid que jugaba contra el Liverpool inglés.

Volvíamos otra vez a la concentración de vehículos, personas y ruido después de aquellos dos días donde habíamos descubierto pequeños pueblos rurales del centro de Benín que formaban parte de la diversidad étnica y cultural del país. El grupo fulani, el grupo yoruba o el grupo holi eran sólo unos ejemplos de esta multiculturalidad que aún mantiene este país y que, por este motivo, lo hace tan especial. Nosotros tuvimos la suerte de descubrirlo y seguro que será uno de los recuerdos que quedarán mejor guardados de nuestro viaje por Benín.