Cape Maclear (conocido también como Chembe) y Monkey Bay son dos poblaciones que se encuentran ubicadas al sur del lago Malawi. Son uno de los destinos más populares del lago Malawi, ya que encontramos su parque nacional y un ambiente africano y local muy auténtico. Situadas a una distancia relativamente corta de Lilongwe, también son uno de los destinos más populares durante los fines de semana por la gente que habita en la capital.
Históricamente, en Cape Maclear encontramos el primer asentamiento de los misioneros anglicanos escoceses que llegaron al país a finales del siglo XIX (1875), pero hoy en día no quedan casi restos. Los misioneros se desplazaron hacia el norte en busca de una zona más elevada para protegerse del mosquito de la malaria, y finalmente establecieron en 1894 su misión en la ciudad que hoy se conoce como Livingstonia (si quieres saber más sobre nuestra experiencia, puedes clicar aquí).
Monkey Bay destaca por ser el puerto de salida del ferry Ilala que navega semanalmente por el lago pasando por diferentes poblaciones de Malawi y Mozambique como, por ejemplo, Likoma Island (si quieres saber más sobre los días que pasamos en esta isla, clica aquí). Mientras que Cape Maclear, situado a 18 kilómetros al norte, es un pueblo en el que encontrarás muchos alojamientos en primera línea del lago, y una población local muy hospitalaria que se dedica principalmente a la pesca.
Estos dos pueblos son ideales para relajarte y bañarte en el tercer lago más grande de África, y descubrir la gran biodiversidad marina que se esconde en las aguas de las pequeñas islas de la bahía, como Thumbi o Domwe, o en las aguas transparentes y tranquilas de alguna parte de su orilla, como el Otter Point. El Parque Nacional del Lago Malawi es el primer parque nacional de agua dulce del mundo, Patrimonio de la Humanidad y está considerado el lago con más especies distintas de peces del mundo.
En estas dos poblaciones del sur de Malawi, descubrirás cómo es la vida local de miles de africanos que viven de las aguas de su lago, con unas espectaculares puestas de sol en un ambiente fantástico de cultura africana local que no puedes dejar de descubrir en tu viaje a Malawi.
¿Cómo llegar?
Para llegar a la población de Cape Maclear, debes pasar antes por Monkey Bay. Entre estas dos poblaciones, hay una distancia de 18 kilómetros donde cruzarás parte terrestre del Parque Nacional del Lago Malawi, con una carretera estrecha pero muy bonita para conducir. No tendrás que pagar ninguna entrada para realizar este recorrido que transcurre dentro del parque. Esta carretera, conocida como la T378, se toma justo antes de Monkey Bay y, por tanto, si sólo quieres ir a Cape Maclear no será necesario que entres hasta esta población. Cuando nosotros fuimos, el inicio de la T378 estaba en obras y tuvimos que desviarnos por el interior de Monkey Bay (estaba señalizado) para volver a coincidir de nuevo con la misma carretera que nos llevaba hacia Cape Maclear.
Por el contrario, para llegar a Monkey Bay principalmente tienes tres opciones. Si vienes del sur, es decir de Blantyre, Liwonde o Zomba, debes tomar la M1 -en el caso de Blantyre- o la M8 -en el caso de Liwonde o Zomba-hasta llegar al peaje de Chingeni. A 4 kilómetros después del peaje, deberás desviarte a tu derecha siguiendo la carretera M5 durante 65 kilómetros hasta llegar a la población de Golomoti. Allí, girarás a la derecha por la S127 dirección Kapiri, y una vez llegues a este pueblo, seguirás la carretera que pasará a ser la M10 hasta que se acabe en un cruce, donde Monkey Bay te quedará a 10 kilómetros a tu izquierda. Ésta es la mejor opción si vienes del sur, donde pasarás por diferentes poblados y encontrarás una carretera con diferentes agujeros y muy transitada por bicicletas y personas, por lo que deberás ir despacio y extremar la precaución. También existe la opción de llegar a Monkey Bay por la M10 que sale justo al lado de Liwonde, pero a pesar de ser más corta en kilómetros, no nos la recomendaron por su mal estado.
Si vienes de Lilongwe, la mejor opción para llegar a Monkey Bay es bajar por la M1 que va hasta Blantyre (carretera en muy buen estado, y con algunos radares móviles que tendrás que vigilar para que no te pongan multa), y justo pasado Dedza, a unos 15 kilómetros al sur, llegarás a la población de Lizulu donde tendrás que desviarte y tomar la carretera S127, una carretera panorámica en buen estado que baja de las montañas hasta llegar a la llanura del lago Malawi. Llegarás a la población de Golomoti, y desde ahí tendrás que seguir el recorrido que hemos explicado en el párrafo anterior.
Si vienes del norte, es decir, de la ruta M5 que circula junto al lago (Nkhata Bay – Nkhotakota – Benga – Salima) y no vas a Lilongwe, puedes seguir después de Salima por la misma carretera M5 durante unos 65 kilómetros hasta llegar a un desvío cerca del Mua Mission Hospital donde te desviarás a la izquierda para conducir por la M10 durante unos 60 kilómetros pasando las poblaciones de Kapiri y Chantulo, antes de llegar al final de esta carretera donde encontrarás un cruce que tendrás que ir hacia la izquierda y recorrer los últimos 10 kilómetros antes de llegar a Monkey Bay. Es la misma carretera que harías si vienes del sur, por tanto, ya os avisamos de que es una ruta asfaltada pero con bastantes agujeros que te harán estar alerta para no tener ningún susto con el vehículo.
Finalmente, también puedes llegar en Monkey Bay con el ferry Ilala que recorre semanalmente diferentes poblaciones del lago Malawi y comienza y termina en esta población costera, donde hay una oficina de inmigración que pueden sellar tu pasaporte si es necesario. Aquí, encontraréis los horarios y las paradas que hace el ferry durante su recorrido:
¿Qué hacer en Cape Maclear y Monkey Bay?
Cape Maclear y Monkey Bay se encuentran justo frente a las aguas del lago Malawi y son uno de los destinos más concurridos por los pocos turistas que encontrarás en el país. De todas formas, allí no encontrarás cajeros automáticos, así que recomendamos que lleves dinero en efectivo por si quieres realizar alguna de las actividades. Nosotros destacamos las siguientes:
Bañarte a las aguas del lago Malawi
El lago Malawi es el noveno lago más grande del mundo, y el tercer lago más grande de África. Por tanto, bañarte en sus aguas es una experiencia que no te puedes perder. Piensa que el lago ocupa casi el 25% de la totalidad del país. Malawi es un país alargado que recorre la orilla del lago, por lo que encontrarás diferentes puntos donde bañarte, como por ejemplo Ngala Beach o Nkhata Bay (si quieres saber nuestra experiencia en esta población costera, puedes clicar aquí). Sin embargo, dos de los lugares más bonitos donde disfrutar de un baño son principalmente Monkey Bay y Cape Maclear.
La población local vive principalmente del mismo lago. Allí, se duchan, lavan platos, lavan la ropa y extraen el pescado, su principal fuente de riqueza. Sin embargo, en muchos puntos encontrarás zonas limpias para darte un baño, principalmente donde están situados muchos de los alojamientos que intentan mantener la zona sin ningún tipo de residuos. Por ejemplo, en el Musafa Eco Lodge de Monkey Bay hay una hermosa playa para bañarse en el lago Malawi.
Lo único que tendrás que tener en cuenta es el tema de la bilharzia, también llamada esquistosomiasis. Se trata de una enfermedad causada por un gusano que habita en aguas tranquilas como la de los lagos, provocando infecciones parasitarias en el cuerpo humano. Esta enfermedad te puede provocar diarrea, fiebres, sangre en la orina y las heces o dolor abdominal, entre otros. Se dice que si te contagias por bilharzia, notarás picor en la piel. Una de las formas de prevenir esta enfermedad es tomar unas pastillas que venden a las mismas farmacias de Malawi conocidas como Praziquantel. En función de tu peso corporal, te darán una cantidad de pastillas que tendrás que tomarte entre 6 y 8 semanas después del último baño en el lago. Las puedes adquirir en las mismas farmacias del país sin ningún tipo de receta y a un precio bastante asequible (alrededor de 1.50 euros). Para más información sobre esta enfermedad, puedes clicar aquí.
Descubrir el pueblo local de Cape Maclear e interactuar con su gente
En la población de Cape Maclear descubrimos una de las poblaciones más animadas del lago Malawi. En este pueblo, por un lado, encontrarás toda una serie de alojamientos que se encuentran situados en primera línea del lago y donde será normal ver pasar a diferentes personas que te ofrecen diferentes actividades turísticas como dar una vuelta en barca por el lago, o visitar alguna de las islas.
Pero, al otro lado, existe un pueblo lleno de vida local donde podrás adentrarte en el día a día del ritmo africano. Allí, podrás escuchar las risas de los niños juguetones, ver a los pescadores cómo arreglan sus redes, observar a las mujeres cómo lavan la ropa y secan el pescado, mirar una partida del bao, un juego de mesa muy característico en esta parte de África, escuchar el ritmo de la música africana y disfrutar de la calidez de la gente de Malawi.
La gente es muy hospitalaria y podrás charlar un rato con ellos. Eso sí, te recomendamos que aprendas cuatro nociones básicas de chichewa para dirigirte a ellos, y algún juego de manos o de magia o alguna canción para interactuar de una forma más dinámica. Su alegría, su ternura y su amabilidad se contagia, y seguro que será uno de los recuerdos más bonitos que tendrás de tu viaje a Malawi.
Como siempre, recomendamos que esta interacción sea sincera, es decir, sin dar caramelos ni objetos a los niños para rehuir esta caridad que consideramos que no es buena practicar en el continente africano. Al principio, seguramente muchos niños te pedirán caramelos, pero si les sonríes y les hablas, enseguida se olvidarán y estarán más pendientes de ti y de lo que les enseñes o les digas.
Además, en el pueblo local podrás comprar recuerdos a los diferentes vendedores ambulantes que se acercarán, caminar entre pequeñas calles laberínticas y observar baobabs monumentales que aparecen repentinamente junto a alguna de las casas, construyendo un trasfondo muy bonito de naturaleza y simplicidad. ¡Una experiencia única!
Ver una puesta de sol desde el Cape Maclear
La puesta de sol que ves desde Cape Maclear es realmente espectacular. A esa hora, son muchos los barcos que llegan de pescar, y muchos más los niños que aprovechan para bañarse y jugar después de pasar el día en la escuela. Y, justamente, todo esto ocurre a tu alrededor mientras empieza la Golden hour…¡unas escenas inolvidables!
Te recomendamos que cada día que pases a Cape Maclear nunca dejes de perderte el momento en que el sol se esconde detrás de las aguas del tercer lago más grande de África. No sabemos si es porque es África o por qué, pero se forman unas tonalidades anaranjadas y rojizas, que mezcladas con el agua, son fascinantes.
Por tanto, una de las actividades que no te puedes perder en Cape Maclear es ver la puesta de sol desde la orilla de la playa o desde alguno de los diferentes bares y restaurantes que encontrarás en primera línea del lago.
Navegar por el parque nacional del lago Malawi
La zona de Cape Maclear es un área declarada parque nacional, tanto a nivel terrestre como a nivel acuático donde podemos observar diferentes especies de peces endémicas. De hecho, el lago Malawi es considerado el lago con más especies distintas de peces del mundo. Como resultado de esta diversidad excepcional, el lago se considera un tesoro de biodiversidad mundial porque casi todas las especies que contiene no se encuentran en ningún otro lugar del planeta.
Todo el parque y el entorno marino de Cape Maclear es un verdadero acuario de peces tropicales en aguas cristalinas que ofrecen una visión caleidoscópica de colores. También, puedes encontrar otros animales como babuinos, antílopes y una gran variedad de pájaros, como águilas que viven allí aprovechando la gran variedad y cantidad de peces que tienen para su dieta.
Una de las causas que puede explicar esta gran biodiversidad es que el lago Malawi se encuentra muy lejos de cualquier océano o masa de agua. Este aislamiento provocó un ejemplo excepcional de evolución biológica con la presencia de más de 500 especies de cíclidos (peces de roca, conocidos localmente como Mbuna) que evolucionaron a partir de un ancestro común durante el último millón de años.
Justo en frente de Cape Maclear, encontrarás las islas de Thumbi, Domwe y Mumbo que también forman parte del parque. Piensa que para realizar alguna de las actividades en el parque nacional del lago Malawi deberás pagar una entrada de 10 USD por persona y día. En este enlace, encontrarás más información sobre los precios.
Una de las excursiones más habituales es contratar a una persona local que te lleve en barca por las diferentes islas, donde podrás ver el trabajo de los diferentes pescadores, observar a las famosas águilas como cazan peces y bañarte en algunos de los lugares más bonitos para hacer snorkel que comentaremos en el siguiente apartado. Nosotros negociamos unos 22 euros por persona para realizar un recorrido de aproximadamente dos horas por las aguas del parque nacional del lago Malawi.
Por último, una de las malas noticias del lago Malawi es que casi el 10% de todas las especies de peces que encontramos están en peligro de extinción. Las principales causas son las actividades humanas como la deforestación, ya que lo que ocurre en el suelo también afecta al lago. El aumento de la actividad agrícola junto al lago ha provocado que muchos sedimentos acaben en el agua y afecten a la supervivencia de las algas, recursos alimenticios imprescindibles de los que dependen los peces. Otra de las causas es la sobrepesca, que provoca que muchas especies estén en riesgo y generan una gran tensión entre los pescadores del lago ya que dependen de los peces para su subsistencia y alimentación. Te recomendamos que leas este artículo escrito por Olaf Weyl, presidente del grupo de especialistas en peces de agua de la International Union for Conservation of Nature (IUCN), y que explica muy bien las principales problemáticas actuales del lago Malawi.
Hacer snorkel en la isla de Thumbi y en el Otter Point
Tal y como hemos comentado en el punto anterior, el lago Malawi es uno de los lagos con mayor biodiversidad de especies del planeta. Estas especies son increíblemente diferentes unas de otras, en tamaño, color y comportamiento. Además, todas cuidan su descendencia ya que llevan y resguardan a las crías en la boca hasta que están listas para nadar y valerse por sí mismas.
Por este motivo, una de las mejores maneras de captar esta biodiversidad es hacer snorkel en algunos de los puntos del lago Malawi, que encontrarás principalmente en Cape Maclear. Los mejores lugares para hacer snorkel son, sin duda, las islas de Domwe, Thumbi y Otter Point. En Otter Point puedes llegar andando, ya que se encuentra en el lado oeste de Cape Maclear. Allí, tendrás que pagar la entrada al parque y después encontrarás unas rocas donde podrás nadar por sus aguas cristalinas en busca de las distintas especies. Nosotros, al ir en barca, evitamos el pago de la tasa del parque.
Si bien es cierto que para nosotros no es el mejor sitio donde hemos hecho snorkel en África, ya que podríamos destacar otros puntos como el Kisite NP en Kenia (si quieres saber más información sobre este sitio, puedes clicar aquí); bucear por las aguas del lago Malawi es una hermosa experiencia para observar la gran diversidad de pequeñas especies de cíclidos (peces roca) y de colores que puedes encontrar en su fondo marino.
Relajarte frente a las aguas del lago Malawi
Otra de las actividades que puedes realizar en el lago Malawi es relajarte y desconectar frente a sus aguas. El Musafa de Monkey Bay es una buena opción, ya que se encuentra en un entorno más aislado y tranquilo. Pero en Cape Maclear también tendrás cierta intimidad en los alojamientos, donde podrás disfrutar de una buena lectura, o de una buena cerveza en algunos de los establecimientos que se encuentran a primera línea del lago.
Por eso, desconectar unos días en el lago Malawi durante tus vacaciones es una gran opción que podrás combinar con las diferentes actividades que te hemos propuesto en este apartado.
¿Dónde dormir en Cape Maclear y Monkey Bay?
Cape Maclear es uno de los destinos más populares de turismo en el lago Malawi. Allí hay muchos alojamientos. Por el contrario, en Monkey Bay la oferta es más limitada. Los principales alojamientos que destacamos de estos dos sitios son:
– Musafa Eco Lodge: Este alojamiento se encuentra en las afueras de Monkey Bay, justo en frente del lago Malawi. Se llega por una pequeña carretera que se encuentra justo a la derecha de la entrada del muelle del ferry Ilala. Allí, podrás disfrutar desde habitaciones privadas, compartidas y camping en la arena en primera línea del lago (por un coste de 3.500 MWK por persona, es decir, unos 3.80€). Tienen restaurante con una comida muy buena, bar con cervezas, y podrás utilizar también algunas de las canoas de las que disponen para navegar por el lago. Aparte, por la noche suelen encender fuego en la playa donde podrás ver un cielo bien estrellado (a diferencia de los alojamientos de Cape Maclear que suelen estar uno al lado del otro, éste está totalmente aislado) y disfrutar de una buena velada africana. Para más información, puede ver su página web aquí.
– Warm Heart Adventure Lodge: Este alojamiento de Cape Maclear es una de las mejores opciones relación calidad-precio que encontrarás en primera línea del lago Malawi. Dispone de distintos tipos de alojamiento, que van desde habitaciones compartidas hasta cabañas privadas. Además, disponen de una recepción desde la que podrás realizar diferentes actividades, muy bien aconsejado por la Kay. Nosotros estuvimos allá 3 noches y fue una experiencia fantástica. Para más información, puedes ver su página web aquí.
– Chembe Eagles Nest Resort: Este alojamiento de Cape Maclear está situado un poco más apartado del pueblo. Es de los pocos alojamientos en los que podrás acampar con tu tienda por un precio de 10 USD por persona. Tienen piscina y ofrecen diferentes actividades como salidas en catamarán por el lago. Para más información, puedes clicar aquí.
Nuestra ruta
DIA 1: Después de nuestra experiencia de voluntariado de 3 semanas en Nchalo con Francis y su organización, era hora de dejar atrás el sur de Malawi (donde volveríamos más adelante con Susana que en pocos días llegaba a Lilongwe) e ir a ver por primera vez el lago Malawi, uno de los lagos más grandes del continente africano.
Como llevábamos casi 1 mes en el país, tocaba alargar la visa en algunos de los departamentos de Inmigración del país, y justamente en Monkey Bay, al ser el punto de salida del ferry Ilala que cruza todo el lago con paradas también en Mozambique, había una. Por tanto, nos despedimos del sur para ir a esta población que se encontraba justo al lado de las aguas del lago Malawi.
El trayecto pasaba por carreteras estrechas llenas de gente a ambos lados que caminaba dirección a diferentes mercados locales que en aquel lunes se celebraban en algunos de los pueblos que atravesábamos. Aparte, también había muchas bicicletas y es que en Malaui es un país donde este vehículo de dos ruedas predomina.
Después de más de 3 horas de conducción, donde la carretera estaba cada vez más llena de agujeros (sobre todo los últimos 70 kilómetros que van de Golomoti a Monkey Bay pasando por Kapiri, Chantuli y Chirombo), llegamos a Monkey Bay. Allí, conducimos hasta el muelle del puerto para poder ir a buscar la oficina de Inmigración, y después de preguntar a un señor, éste nos abrió la puerta y nos puso el sello conforme disponíamos de un mes más para descubrir Malawi.
Con este trámite burocrático resuelto, fuimos hasta el Musafa Backpackers para buscar alojamiento. Éste se encontraba situado justo delante de las aguas tranquilas del lago, y nos dejaron acampar con el coche en la arena, justo delante del lago y junto a una barca antigua que estaba anclada allí. Un sitio espectacular para pasar nuestra primera noche junto al lago.
Esa tarde, después del voluntariado y de la conducción de la mañana, nos la cogimos totalmente de relax. Nos bañamos en el lago, cogimos incluso alguna plancha que el alojamiento ofrecía de manera gratuita para adentrarnos lago adentro, e hicimos unas cuantas cervezas con unas chicas locales que estaban celebrando que una de ellas les había venido a ver desde Londres.
Además, en el alojamiento también había un grupo de españoles pediatras que realizaban una parte de sus prácticas profesionales en el Hospital General de Lilongwe a partir de una entidad que tiene su sede en Zaragoza; y un hombre de Arizona, Mark, que viajaba con su moto desde Sudáfrica dirección norte pasando por la costa este. Sabía hablar español porque había trabajado y vivía parte del año en Guatemala, y estuvimos compartiendo también experiencias de viaje y recomendaciones.
Cenamos frente al lago, y después el alojamiento hizo fuego en el que pudimos disfrutar de música, tambores, guitarra, visitas de gente que vivía en Monkey Bay y conversaciones hasta altas horas de la madrugada sobre África y sobre la vida. Una velada idílica en un entorno tan excepcional como era el lago Malawi.
DIA 2: Después de la noche anterior, nos levantamos tranquilamente justo delante de las aguas del lago. Desayunamos con la calma, y volvimos a bañarnos aprovechando que hacía calor. Mark se despedía de nosotros ya que seguiría haciendo ruta hacia el norte y los españoles volvían hacia la capital para seguir realizando sus prácticas profesionales, mientras nosotros aprovechábamos para poner orden en nuestra casa ambulante y preparar el almuerzo. Después, nos despedimos del Mufasa Backpackers para conducir la poca distancia que separaba Monkey Bay de Cape Maclear para establecernos durante 3 noches en esta hermosa población local del lago, y que también es parque nacional.
De Monkey Bay a Cape Maclear hay una distancia de 18 kilómetros, pero al inicio el trayecto estaba en obras así que tardamos casi 1 hora para realizar todo este recorrido que atraviesa el parque nacional del lago Malawi y que transcurre por un hermoso paisaje.
En Cape Maclear, nos recibió a Kay en su Lodge que se encontraba situado frente al lago. Allí pasaríamos 3 noches, con una cabaña excepcional y un pueblo y una gente que nos enamoró totalmente.
Como llegamos a media tarde, aprovechamos para darnos un baño junto a toda la gente local que nos miraba curiosa. Muchos de ellos utilizan las aguas del lago para los trabajos habituales del día a día, como ducharse, lavar platos, lavar ropa, cocinar… y nosotros estábamos allí con traje de baño utilizando las aguas del lago para disfrutar de un baño y de una magnífica puesta de sol. Realmente, damos muy poco valor al hecho de tener agua en nuestros hogares, de abrir el grifo, de utilizar un lavavajillas o una lavadora…
La puesta de sol fue espectacular, y aprovechamos nuestras nociones que habíamos aprendido de chichewa durante nuestro voluntariado para hablar con las familias que vivían junto al lago. La gente era todo corazón abierto: amable, empática, sonriente y muy hospitalaria. El lago Malawi tenía algo especial.
Por la noche, pudimos hablar con Julita, una mujer que dormía también en nuestro alojamiento y que era de Sudáfrica. Viajaba sola, con su 4×4 y tenía intención de llegar a Egipto para descubrir una realidad africana que, según ella, era muy distinta a Sudáfrica. Quedamos con ella que al día siguiente podríamos ir juntos a navegar por el lago si nos encajaba el precio, así que fuimos a dormir temprano para descansar en un entorno fascinante.
DIA 3: Nos levantamos frente a las aguas del lago Malawi. Aquel día hacía algo de viento, por lo que no era posible ir en canoa por nosotros mismos hasta la isla que teníamos justo enfrente: la isla de Thumbi. Aparte, justo frente a la bahía de Cape Maclear, también encontramos otra isla como la isla de Domwe o la isla de Mumbo, y un punto muy conocido para ir a hacer snorkel que se conoce como Otter Point y que se encuentra justo al lado del primer asentamiento que fundaron los misioneros anglicanos escoceses.
Julita nos estaba esperando para ir en barca, pero una vez hablamos con el capitán, vimos que el precio era demasiado caro para nuestro presupuesto. Éste nos recomendó un amigo suyo, Isaac, con quien llegamos un acuerdo para que por el precio de 40.000 MWK (unos 22 euros por persona) nos llevase hasta la isla de Thumbi para ver las diferentes águilas que habitan, ir a hacer snorkel en el Otter Point y volver al alojamiento, con la entrada en el parque nacional que debía pagarse ya incluida.
Así pues, con Isaac fuimos a navegar por el lago Malawi con su pequeña embarcación de madera. Por el camino, nos cruzamos con muchas embarcaciones de pescadores que recogían redes o tiraban la caña de pescar en zonas habilitadas. Para estos pueblos, la pesca es la principal actividad de riqueza, puesto que es su principal fuente de alimentación y de ingresos con la venta del pescado.
Nuestra primera parada fue la isla de Thumbi, desde donde pudimos ver diferentes águilas que respondían al silbato del Isaac y salían de las madrigueras situadas entre los árboles de la isla. Algunas de éstas aprovechaban también para cazar algún pequeño pez que observaban desde su visión cenital. Nos detuvimos junto a unas pequeñas rocas de la isla para poder tirarnos al agua y hacer snorkel en uno de los parques nacionales con mayor biodiversidad del planeta.
Después, subimos de nuevo a la pequeña embarcación para navegar hasta la zona de Otter Trail, que se caracterizaba por sus aguas claras y transparentes y desde donde pudimos disfrutar, de nuevo, de hacer snorkel. Seguramente, sí que había mucha diversidad de peces, pero quizás no era una de las zonas más espectaculares donde hemos hecho snorkel en África.
El viento soplaba cada vez con más intensidad, y las barcas se balanceaban con más fuerza. Era hora de volver a nuestro alojamiento, navegando antes, pero, por el primer asentamiento de los escoceses en Malaui del que sólo quedan ruinas. Allí, en 1875 se establecieron hasta seis años que se marcharon por los problemas que tenían con el mosquito de la malaria.
Llegamos al alojamiento a la hora del almuerzo, después de disfrutar de una ruta por el lago Malawi con Isaac y de poder descubrir uno de los lagos más grandes del planeta. Por la tarde, tocaba dejar las aguas del lago para andar entre las pequeñas calles y la orilla del poblado, donde había mucha vida local.
Paseamos por la calle principal de tierra del pueblo, pasando por diferentes tiendas de alimentación y junto a árboles milenarios y majestuosos que se alzaban justo al lado de las propias casas de los habitantes de aquel pueblo. Por el recorrido, encontramos muchas escenas cotidianas del día a día africano: gente charlando, niños jugando a poner arena en una botella vacía mientras intentaban no ser tocados por un balón hecho de ropa, jóvenes escuchando música con el teléfono móvil, chicas haciéndose trenzas entre ellas, mujeres sentadas en pequeñas escaleras mirando a las personas que pasaban por delante suyo y, ya más en la playa, pescadores que arreglaban las redes o pintaban las barcas, mujeres y niñas lavando ropa, los más pequeños saltando en el agua del lago donde podían tener los pies en el suelo y muchas construcciones de madera (como si fueran tablas) que servían para secar el pescado reciente pescado. También había zonas con fuego en el suelo que utilizaban para fumar el pescado, y así poder alargar su vida útil.
Nos sorprendió gratamente la cantidad de vida local que había en Cape Maclear, un pueblo que salía a muchas guías turísticas y que, por tanto, pensábamos que no tendría su encanto de la gente rural que habíamos encontrado en otros lugares. Pero íbamos muy errados. Si caminabas dirección contraria a donde estaban los diferentes lodges, y te adentrabas entre los estrechos caminos de las calles del pueblo entrabas en un mundo local muy hospitalario y bonito de ver y vivir. En este sitio, interactuar con la gente local es muy sencillo si pones también de tu parte.
Después de este sorprendente paseo por Cape Maclear, volvimos caminando al alojamiento y preparamos una tortilla de patatas para un invitado especial. Toni Ninja, un chico de Castellón, que conocimos semanas atrás en la frontera entre Botsuana y Zambia, y que viajaba con una moto de carretera de Sudáfrica a España pasando por la costa este. Justo ese día había cruzado la frontera de Mozambique con Malaui, y nos había dicho que llegaría a Cape Maclear y así podríamos compartir algún día de nuestros viajes juntos.
Después de haber hecho ya la cena y que el sol hubiera caído detrás del lago Malawi y la noche empezara a aparecer, Toni aún no llegaba. Nos envió un mensaje diciendo que la carretera estaba llena de minas, es decir, agujeros, y recordamos nuestro recorrido durante los días anteriores por esa carretera. Fuimos a tomar una cerveza, hasta que al cabo de un rato oímos el runrún de una moto y vimos a Toni llegar.
Se alojó dos noches en el alojamiento en el que estábamos también nosotros, y pudimos compartir una velada de aventuras, experiencias y visiones sobre la vida. Cuando viajas, uno de los grandes tesoros que te encuentras son otros viajeros que te vas cruzando por el camino. Quizás sólo estás con ellos unas horas (como Mark de Arizona) o unos días, pero enseguida hay una conexión especial que, muchas veces, cuando estás en tu rutina te cuesta muchos más días y tiempo de encontrar. En cambio, cuando viajas, no sabemos si por el hecho de sentirnos reflejados o encontrarnos solos con alguien que tiene las mismas inquietudes, te abres completamente y disfrutas de una gran charla íntima y enriquecedora. Nos ha pasado muchas veces durante el viaje, y con Toni no fue una excepción. Tocaba ir a dormir y descansar para pasar al día siguiente un día juntos en una población especial del lago Malawi.
DIA 4: Hoy era el segundo despertar en la orilla de Cape Maclear, pero parecía que llevábamos ya más de una semana allí. Después del desayuno, fuimos a ver a Toni que seguía dormido en su cama después de la larga conducción que había hecho el día anterior. Le dejamos dormir un poquito más, y estuvimos relajados bañándonos en el lago y, como buenos africanos, viendo el tiempo pasar, una actividad que en Europa no estamos nada acostumbrados.
Estuvimos hablando con Julita que nos había preguntado de quién era esa moto verde con matrícula española. Le explicamos que había venido Toni, y quedamos que iríamos a comer todos juntos en algún sitio del pueblo.
Después de que Toni se despertara, y fuera a darse el primer baño en el lago Malawi, fuimos caminando hasta encontrar un lugar donde poder comer. Allí, conocimos a dos viajeros más, Manel y João, de Portugal, que estaban viajando en transporte público llevando a cabo un proyecto de un año sabático por África compartiéndolo en sus redes sociales. Unas personas muy agradables que nos recomendaron viajar hasta Likoma Island, puesto que había sido una de las mejores experiencias (de momento) de su viaje. Así pues, en una mesa estábamos una mujer de Sudáfrica, un motorista de Castellón, nosotros y una pareja de portugueses compartiendo una misma afición: el viaje y descubrir mundo.
Por la tarde, dijimos a Toni que le llevaríamos como guía a algunos lugares del pueblo, y así fue como le llevamos a descubrir la parte más local del pueblo. Allí, dejabas de sentirte forastero y te sentías uno más de ellos, jugando con ellos, bailando y disfrutando de su felicidad y sencillez. Seguimos caminando por las calles estrechas y laberínticas que nos llevaron hasta el lugar donde todos los pescadores secaban el pescado, mientras otros partían hacia una nueva noche de pesca. Allí, Toni nos regaló dos pulseras que ponían Malawi y seguimos de vuelta, recibiendo sonrisas de adultos y niños con los que nos cruzábamos. Toni lo tenía claro: quería volver allí con su moto verde y su casco, para que los niños pudieran verle con su casa, que era su propia moto.
Volvimos al alojamiento, y mientras él se fue con la moto, nosotros disfrutamos de la última puesta de sol del lago Malawi. Al día siguiente, era hora de decir adiós ya que, al cabo de dos días, llegaba Susanna, la hermana de Esteve, a Lilongwe y le iríamos a buscar para empezar una nueva ruta de dos semanas (nosotros ya llevábamos un mes) por ese país que tanto nos estaba cautivando.
Al cabo de un rato, Toni llegó muy contento. Nos enseñó algunos vídeos donde pudimos ver a algunos de los niños con su casco puesto, algunos subidos sobre la moto y muchos alucinados porque seguramente sólo en las películas habían visto vehículos como el de Toni.
Fuimos a hacer una cena de despedida con Toni Ninja, e intercambiamos diferentes informaciones de nuestras rutas. Y es que cuando encuentras viajeros aprovechas intensamente el tiempo con ellos porque sabes que, después, cada uno sigue su camino…hasta que vuelvas a encontrarte en otro lugar del planeta.
DIA 5: Hoy tocaba hacer ruta hacia la capital, Lilongwe, que todavía no habíamos pisado. En África, las capitales de los países las intentábamos evitar porque normalmente son sinónimo de grandes aglomeraciones, y nosotros preferíamos la tranquilidad, y más viajando con nuestra casa encima. Así pues, buscamos un alojamiento en las afueras de la capital.
Nos despertamos, y Julita ya lo tenía casi todo listo para irse. Toni todavía seguía durmiendo, así que nos despedimos de ella. Al cabo de unos minutos, Toni se levantaba y preparaba todo para seguir haciendo ruta, también, hacia el norte de Malawi. Nos despedimos también de él. Horas más tarde, recibíamos un mensaje de Toni que nos explicaba que por el camino había encontrado a Julita con el coche y que se despidieron con el ruido de los claxon desde cada uno de sus vehículos.
Nos volvíamos a quedar solos, nosotros dos, después de haber vivido unos días intensos con diferentes experiencias de viajeros y muchas vivencias y recuerdos con las personas locales que nos encontramos y con quienes compartimos una de las virtudes más especiales que tenemos (y que muchas veces no aprovechamos): el tiempo.
Decíamos adiós a la parte sur del lago Malawi y volvíamos a adentrarnos en las montañas (por un trayecto muy bonito que pasaba entre Golomoti a Lizulu) para llegar hasta la ciudad de Lilongwe, donde aprovechamos para hacer algunas compras en el supermercado y llegar a nuestro siguiente alojamiento, a la espera de que a las pocas horas llegara Susana que ya estaba volando dirección a Malawi. ¡Una nueva visita que recibíamos durante nuestro año sabático en África!
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