Los baobabs son árboles impresionantes y bellos. Cuando ves uno, no te puedes quedar indiferente. A lo largo de los diferentes viajes en África, a parte de la fauna, destacan estos magníficos árboles curiosos y místicos en la tierra donde habitan.
El baobab, es el nombre común del Adansonia, género de la familia de Malvaceae. El nombre de baobab tiene su origen en la lengua árabe ﺑﻬﺒﺐ (buhibab), padre de muchas semillas. También recibe el nombre de: «árbol mágico», «árbol farmacia» y «árbol de la vida». Es símbolo de resistencia, tolerancia, vida comunitaria y longevidad.
Hay ocho especies de baobabs, seis de las cuales crecen en la isla de Madagascar. Los otras dos son la Adansonia Digitata, que crece en África continental y la menos conocida y pequeña, la Adansonia gibbosa, que crece en Australia.
El baobab africano es un árbol de tronco grande, en forma de botella y lleno de nudos. Es un árbol alto, puede llegar a medir 30 metros de altura y el diámetro de la copa a los 11 metros. Por lo tanto, estamos hablando de un árbol imponente, que cuando lo ves por primera vez, con su tronco robusto y ramas, se escapa de tu boca un ¡uff! de sorpresa. Pueden vivir entre los 800 y 1.000 años, aunque hay ejemplares que han llegado a los 5.000 años. Gracias a sus tejidos fibrosos que absorben agua de lluvia, pueden soportar grandes sequías. Un árbol puede almacenar más de 120.000 litros.
Su corteza es lisa y la madera fibrosa, que es donde se guarda el agua. Sólo tiene hojas en la época de lluvias. Sus flores son hermafroditas, de unos 10 cm, con pétalos blancos. Dan fruto al final de la estación seca o al principio de la época de lluvias. El fruto es una baya seca o una cápsula de forma de melón alargado. Tienen muchas semillas, grandes y en forma de riñón, que viven más de cinco años.
Los baobabs son considerados elementos sagrados y respetados por todos los pueblos africanos, donde sólo el gurú o el sabio del pueblo puede subir al árbol a recoger los frutos y las hojas. Desde hace siglos, la sombra del baobab ha servido para reunir a todo el pueblo. Las comunidades se reúnen a su alrededor para decidir cosas importantes de la aldea. Todas las religiones que han estado en contacto con este árbol a lo largo de los años, lo han utilizado por sus rituales sagrados: los musulmanes fabrican los recipientes para romper el ayuno, los cristianos fabrican cuencos con su madera por los bautizos, los bosquimanos creen que en las flores del baobab habitan los espíritus… Muchos poblados africanos hacen ofrendas a su baobab para pedir unas buenas cosechas, buena suerte y fertilidad.
En la alimentación africana, la pulpa del baobab se utiliza para salsas y bebidas refrescantes y energéticas. Tiene propiedades para tratar los trastornos intestinales, como sustituto de la leche materna, antimalárico, reconstituyente… También, en muchos lugares se usa como una «golosina» o para cuajar la leche.
Las hojas y las semillas, que son ricas en vitamina C y calcio, se utilizan para atar el couscous, o para sustituir el café. Últimamente, el baobab, se ha considerado un superalimento por sus múltiples beneficios a la salud: antioxidante, disminuye el cansancio, fortalece el sistema inmunitario, mejora la absorción del hierro, contiene mucha fibra y regula el sistema digestivo, antiinflamatorio, etc…
El baobab también es conocido coloquialmente como «el árbol volteado». Según una leyenda árabe, este árbol era uno de los más presumidos del bosque. Para que no dejaran de admirarlo, no paraban de crecer y crecer sobresaliendo sus ramas por sobre el resto de árboles. Dicen, entonces, que los dioses como cura de humildad, decidieron dar la vuelta al árbol. Otros dicen que fue el demonio quien invirtió el árbol y lo plantó al revés, por lo que quedó con las raíces al aire. Por eso, cuando lo miramos nos puede parecer como si fuera un árbol que crece a la inversa.
En los últimos tiempos, alguno de los baobabs más antiguos que existen en África han ido muriendo. Para algunos científicos, el cambio climático puede ser una de las causas detrás de estas muertes. Además, en los últimos años la fruta del baobab ha ido ganando fama provocando que algunos de estos árboles se hayan erradicado de una forma inusual.
El baobab es el árbol por excelencia de África. En Senegal y en Madagascar, es considerado el árbol nacional del país. En Senegal, su figura aparece en la estampación de los pasaportes. En Zimbabwe, su silueta sale a la moneda del país. Hay una leyenda africana según la cual quien ha dormido a la sombra de algún baobab vuelve algún día a África. Por ello, se recomienda que durante tu viaje te detengas en algún baobab a descansar, respirar y disfrutar de su majestuosidad. De esta manera seguro que pronto volverás a disfrutar del continente africano y de la magia de los baobabs.
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