Tanzania es un país con muchas etnias y tribus diferentes que hacen que sea un país muy rico culturalmente y sociológicamente. Hay 120 tribus diferentes, cada una con su cultura, sus tradiciones y sus creencias.

La tribu más numerosa de Tanzania es la tribu Sukuma, que significa norte, que es la zona de donde provienen la mayoría de población de esta etnia (alrededor de Mkwanza y el Lago Victoria). Aproximadamente, son un 16% del total de la población tanzana. Además, encontramos otros grupos tribales como los Gogo o los Masái. Estos últimos, conocidos como los más guerreros, los intentaremos conocer el territorio de Kenia.

A continuación intentaremos explicar algunas de las principales tribus y etnias que tuvimos la suerte de conocer durante nuestra visita al lago Eyasi: la tribu de los Hadzabe o Hadza y la tribu de los Datoga.

La tribu de los Hadzabe o Hadza

Los Hadza o hadzabe son un pueblo que proviene de la etnia de los bosquimanos, que habita desde hace más de 20.000 años en tierras africanas, predominantemente en Namibia, Botswana, Zimbabwe y Sudáfrica. Desde hace 10.000 años también habitan en Tanzania, con unos 1.000 habitantes en todo el país. Antes vivían en las montañas altas del Área de Conservación del Ngorongoro, pero actualmente, se encuentran sobre todo cerca de la orilla del lago Eyasi y sus bosques.

Su forma de vida ha cambiado muy poco a lo largo de los años, se cree que es el pueblo más antiguo existente hoy en día. Han desarrollado un gran conocimiento de la naturaleza, lenguajes sofisticados y herramientas elaboradas.

Su idioma hadza, proveniente de las lenguas joisanas, destaca por la gran variedad de clics (es decir ruidos que se hacen petando la lengua) como fonemas para comunicarse. Es un idioma oral que no tiene escritura.

Los Hadza son nómadas, viven de la caza y de la recolección de frutos, frutas, semillas y vainas que encuentran en los bosques del lugar donde habitan. También recolectan miel. Cazan con arcos y flechas envenenadas que ellos mismos fabrican. Suelen cazar animales como: ratas, pájaros, digo-diques, monos, impalas, cudú, búfalos… Normalmente los hombres cazan y las mujeres recolectan.

Por la dureza de las zonas donde habitan, se suele pensar que su alimentación es muy pobre. Pero se han hecho estudios que demuestran que su dieta es muy buena y su consumo de calorías el adecuado. Mantienen el equilibrio entre población y recursos. Sólo matan los animales para comérselos y sólo comen los vegetales que han recolectado ese mismo día. Todos colaboran, no existe la competitividad, la avaricia o la propiedad privada.

Viven en una sociedad igualitaria, donde no hay estructuras de liderazgo, donde los niños son educados de forma cooperativa. Construyen sus casas con ramas de los árboles de la zona, en forma de iglú, que cubren también a veces con pieles de animales. Muchas veces pero duermen al raso.

Desgraciadamente, ahora su territorio está siendo invadido físicamente por pastores y culturalmente con intentos de asentarlos mediante la religión o la presión del gobierno. Sólo un tercio de la población aún vive de forma tradicional y de la caza.

La tribu de los Datoga

Los Datoga tienen sus orígenes en Sudán del Sur y en Etiopía, hace unos 3.000 años. Se fueron trasladando hacia el sur dirección a las montañas de Kenia y Tanzania. En Tanzania actualmente quedan unas 3.000 personas.

Son pastores y toda su vida gira alrededor de su rebaño. Tienen vacas, cabras o gallinas. También cultivan maíz o judías. Visten con las pieles de su rebaño, normalmente con túnicas de cuero de color rojo.

Los Datoga trabajan artesanalmente las pulseras y los collares de metal y luego, las venden en el mercado. Obtienen los metales de cualquier pieza (clavos, piezas de coche, chatarra…) antes de convertirlo artesanalmente en una pieza de bisutería. Para hacerlo, en primer lugar, ponen las piezas de metal dentro de un recipiente para fundirlo en el fuego. Una vez tienen el metal fundido, lo ponen en un molde en forma de cilindro y lo dejan enfriar. Una vez tienen unos pocos metales, los colocan bajo tierra con cacas de vaca para que se ablanden un poco; y así poder dar forma y patrones diferentes al nuevo metal que han creado. De este modo, crean los brazaletes que posteriormente venderán en el mercado. También crean otros elementos como las puntas de la flecha y lo hacen picando los cilindros de metal fabricados para darle la forma que ellos quieren. Es todo un arte antiguo donde sólo con el fuego, el aire y las piedras se pueden fabricar muchos de los elementos ornamentales de los Datoga, así como también conseguir intercambios con otros grupos tribales y un beneficio económico. 

Los hombres cuidan los rebaños y las mujeres son las encargadas de construir las casas, ir a buscar agua y cuidar de los niños. Algunos de ellos tienen tatuajes circulares alrededor de los ojos.

También reciben el nombre de Mangati, palabra que con masai significa «enemigo feroz», ya que estos dos grupos no se llevan bien entre ellos. Se encontraban ambos en la misma zona de pastoreo del Ngorongoro y había muchos conflictos. Finalmente, los Datoga fueron desplazados hacia la zona del lago Eyasi.

Tradicionalmente, los jóvenes tenían que demostrar que ya eran grandes, matando una persona que no fuera Datoga (por tanto, enemigo) o bien, animales peligrosos como un elefante, un león o un búfalo. Tienen la reputación también ser grandes guerreros. El lenguaje Datoga, es una lengua nilotica emparentada con las lenguas kalenjin de Kenia.

Son polígamos, el hombre se suele casar con más de una mujer. En las bodas, se matan vacas, cabras y las mujeres fabrican un alcohol típico fabricado con miel. Construyen sus casas con ramas, arena y caca de vaca. El techo también está hecho de barro. Cada mujer tiene una casa, pero todas ellas conviven dentro del mismo poblado.

Tanzania no es sólo un lugar que destaque por su riqueza natural, sino también por su riqueza cultural. Ésta ha ido ganando más importancia debido a que cada vez más las tribus y etnias se abren para encontrar una fuente de recursos económicos; como también, para asegurarse de que las conozcan. Conociéndolas, aseguran que existen, y si existen seguramente podrán tener un futuro más prometedor (muchas de ellas dicen que están condenadas a desaparecer). Así que ahora empieza un trabajo muy interesante para encontrar, creemos nosotros, un equilibrio entre la necesidad de subsistencia, turismo, sostenibilidad y autenticidad.